martes, 1 de mayo de 2007

DIEZ POEMAS DE AMOR DE AGUILAR DE LA TORRE.

Copiado en computadora por Jesús Pérez Uruñuela, de un texto manuscrito del poeta Manuel Aguilar de la Torre, y difundida en este medio con autorización de la Coordinación Técnica de Coediciones del Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa de fecha 10 de junio de 2005 para publicarse con fines estrictamente de difusión y promoción, sin interés comercial.
De copiarse la información aquí contenida, se recomienda respetar lo señalado por el Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa y mencionar nuestra página Web, para mayor información del autor.


DOS CANCIONES PARA CARMEN

I

Quiero besar tu rostro y tus palabras,
recorrer tu cuerpo y habitar tu sueño;
abarcar, tu amor…
dibujar la línea de tu sonrisa clara,
tenerte libre y respirarte,
como al viento;
prender las letras de tu nombre en el sol
para llenar mi piel de ti,
diluirte en el agua que bebo
y, comulgar contigo
como anoche, Carmen, en el beso.

II

Tierra, aire, luna,
nuestros,
en nuestro encuentro…
y amor.
Que nadie diga nuestra edad.
Llevamos milenios, esperándonos.
Tenemos todos los surcos
y todas las rocas
y todos los caballos
y todas las semillas
en el prólogo.

Hoy, marzo, todavía
-abril de madrugada-
fecha del beso y de la risa,
de las manos enlazadas,
de la sangre en tormenta,
del suspiro y la cristalina lágrima,
de las voces en matrimonio de palabras
frente a nuestra efigies solitarias.

Media calle… planeta inhóspito,
cielo sin estrellas
y árboles con el vestido gris del polvo.
Una delgada, inaudible palabra…
Esbeltez en tu cuerpo,
mi pensamiento esbelto;
tus ojos en los míos a la distancia,
el grito de la entraña.

Hay que decirlo todo
y aprender a decirlo.
Arrancarse la piel
afinar la lengua y el oído,
y , confesar, que por sólo mirarnos,
ha valido la pena,
haber nacido.







DEL AMOR EN “LA CALLE DE LOS PEATONES TRISTES”

Las cosas se bañan hoy de risa…
hasta los lánguidos faroles
y los viejos zapatos
que besan las aceras
porque viniste ayer…
La mujer morena
-isla triste,
escarcha en las tinieblas-
anida en las tela de manta
y llora sobre sus senos.
Ha dicho que no canta;
una vez tuvo miedo de besar;
con lacre cerró sus labios.

Yo no corro
por los presagios oscuros
de mis manos,
ahora las miro tranquilo:
¡están tan pálidas…!
Hay luz en tu cabeza,
también en la neblina…
Blancas son las piernas en el agua
-lirios para la nube,
cretas para las haldas de las charcas-

Amor,
la luna también habla.
Las cosas de la calle
las siento extrañas…

Ya las demás mujeres
han perdido sus gracias
y lloran junto a las fuentes
lágrimas congeladas.
Se han detenido bajo las suelas grises
cien pequeños soles
-amores de butacas de teatro-
se aferran al cristal de una mirada.

Amor,
una cerilla blanca se ha consumido toda
y creo haber tenido toda tu alma.

Ya las demás mujeres
parecen tan abstractas
todas signos iguales: silogismos en bárbara,
acuarelas de campo,
deducciones de álgebra,
y todas se han soltado
los cabellos al viento.
-grácil tormenta mágica-

Tienes luz en las sienes
y nada de común
con las cosas abstractas
¡y eras tan alguien
con tus cabellos rojos
que parecen un grito…!

Se opaca
el rincón viscoso de la sátira
y brillan a la luna
las caras mustias
de las azoteas claras.

El pavimento es un espejo, ahora;
detrás,
las casas blancas
abren al viento sus entrañas.
Se advierte el corazón
-sangre en la danza-
palpitar en el patio.
En las ventanas
asoman sus muselinas
las cortinas albas.

Amor…
¡Cuánta locura en un pedacito de esperanza:
las cosas se bañan hoy de risa,
los pasos son ágiles,
la noche… : la noche es blanca…!
















TE AMO

Te amo por tus cabellos:
sierpes de sol y raso,
címbalos de la luz
arpas de miel al tacto;
¿o por tus brazos azules
aéreos como los pájaros?

Fue de noche cuando abriste la puerta
y tus pasos vinieron con mis pasos
noche también,
cuando llenaste de color
el viaje solitario.

Caminamos despacio.
Los árboles hablaban
en murmullos fantásticos,
las estrellas parecían
pequeños manantiales claros;
en el silencio, apenas,
el roce de las manos
y el rumor del césped
herido por los pasos.

Te amo por tu epidermis luz
¿acaso por tus ojos
que brillan en la noche
diáfanos…?

Cuando abriste la puerta
me brotó de las manos
una muda plegaria:
miré tus brazos
-caminaban despacio sobre el viento
que parecía besarlos-

Era gris tu vestido
mas lo llenaba de algo tu matiz
-¡era tan claro!-
Arriba de nosotros el cielo
(¡que raro
no me acuerdo si había cielo!)
abajo, el asfalto `pesado
en nosotros, tímidamente,
un deseo de abrazarnos.

Mirábamos la luz:
esa que se descubre
cuando se quiere algo.

Cuando fueron tus pasos
palomas balbuceantes
se caían las estrellas
sobre el prado
y todo parecía revolverse
en el viento
sin tocarte los brazos.

Cuando abriste la puerta
todo te lo que había dado,
tal vez por eso
mis sueños
estaban tan intactos.


PIENSO EN TI
Las montañas están plomizas
-¿defecto luminar?-
el cielo está acerado
-¿lloverá?-
y yo estoy pensando en ti…
y… ¿te amo…?
Las golondrinas
-prehistórico aeroplano-
en huida
y la nube gris
y la encarnada camelia sobre la piedra
-casi mujer de fuego-
y la calle que sube
en retorcidos muros tonsurados…
y yo sigo pensando en ti
ojos,
claras piernas,
axilas de azúcar,
cal…
y tengo que pensarte:
me nutro de un casi recuerdo
de un casi beso
de un casi coito lastimero.
Estoy en tu valle
bajo una ruinosa jacaranda.
Junto a mí, la muchacha
de cuello de alcatraz en la cintura
y ami pesar
vuelvo a tu vino de sol envejecido,
a la almendra de tu sien
y pienso más en ti, pues te creo amar
a pesar mío…

LO QUE SIENTO
Te siento aquí, en mi brazo,
durmiendo la cabeza,
mirando como brillan en tu cerebro
las libélulas
y como tus suspiros
penetran en mis venas.
Te siento aquí, a mi lado,
encima de la tierra:
mis brazos en tus hombros,
tus manos en mis manos,
mis besos pequeñuelos
en tus labios.

Asidos por los sueños
en un giro fantástico,
fundidos en un astro gigante
que nos lleva ágilmente
a todas las edades
y a todos los espacios.

Te siento aquí, en mis ojos,
bebiéndome tu luz,
anquilosando tu imagen
debajo de mis párpados,
cristalizando tus miradas
y tus gestos diáfanos
abrigándote, dulcemente,
con los ojos cerrados.

Te siento aquí, en mis labios,
el azul de tu aliento
sumergido en mis besos;
la sublime palabra detenida
en el sutil encaje de tus átomos
y tu cuerpo
milagrosamente suspendido
a mis trémulos labios.

Te siento aquí, en mis manos,
y al sentirte
parece como si todas las cosas
llegaran a ellas, palpitando.























ESTÁS AQUÍ
Miras este mismo cielo,
respiras este mismo aire,
te alimenta esta misma tierra;
estás aquí mirando
estas mismas estrellas
y caminas esta misma
calle eterna.

¡Quiero verte de cerca!
Mirarte quedamente de cerca,
oír tus pasos sobre las loas grises
que se beben tus huellas
y después, sentir tu voz
meterse en las venas.

¡Cómo te quiero ahora!
¡Todo a ti te remeda!
¡El sol parece más brillante
en tu cabeza…!

estás aquí,
pegándote a los surcos de la tierra
y soportando el peso de las horas
sobre esta calle hueca.
Se mecen entes manos
la risa y la tristeza
y tus poros exudan
el calor de la tierra.

¡Eres de sol!
de brisa,
de tiniebla
y de savia fértil de la tierra!

Te amo… tanto…
¿Cuándo?
-¡qué pregunta!-
dejaré de estar atado a tu recuerdo?

Sigues viviendo
y este vivir de ti
me viene con el viento.
¿Es que podría venir de otra manera,
digamos, con las mismas cosas del recuerdo?
No,
viene con el viento,
con ese mismo que te ciñe el cuerpo
y que corre en tus venas
con ese mismo que nos quita
en polvo los pedazos de piel
y que nos nutre de polvo
arrebatado a otra piel.

Sigues viviendo
esta vivienda tuya
vuelve a ser de este viento
cuando abres las ventanas
del cuarto de tu sueño
me llega por las mías
el olor de tu cuerpo
y es tan suave,
tan tibio
tan diáfano.

Encima de la calle tu olor
y tu cuerpo
y tu sangre
se funden con el viento
que recoge en la acera
mis pasos soñolientos
y entonces, mis pasos
van viviendo
la vida de tus cosas
que te arrebata el viento.

La calle está impetuosa,
en ella, el movimiento
ya ahí, tu carne fresca y rubia
tocada por el viento;
al respirar te siento;
al mirar este azul
dilatado del cielo
parece que tu cuerpo es azul…
¡Cómo te quiero!
A pesar que no quiero
sentirte en el recuerdo
y que trato de ignorarte
en el viento…

Si me encierro
siento allí,
en el encierro,
pedazos de tu cuerpo
y si quiero ser nuevo
me envejece tu viento
que sopla desde atrás
del recuerdo…
(Esto que sigue, bien podría ser continuación de lo anterior; sin embargo, es la continuación de un poema del que falta su primera parte:)

Te amo,
lo he dicho mil veces
en mil idiomas raros
-alarido en el viento,
en el libro,
en el lago-

Te amo,
extrañas las palabras
repiten este amor extraño:
me llegan de los planos inertes
y de los planos fecundos,
se escapan radiantes en la soledad
y me asaltan –indistintamente-
aquí, en este sitio
o en el campo…

Te amo,
todo deslía tu imagen
y sólo existes tú
como una inmersa atmósfera
prendida a todos lados.

No hay arriba ni abajo
ni objetos separados,
sólo el sueño gigante
de mi amor en tu espacio.



SOMBRAS

Este tocar las cosas
que miran en la calle sus sombras,
este pisar continuo las sombras
y este sol empeñado
en dibujar las cosas,
esta cadencia opaca
que nutre nuestras sombras
hijas de la luz
que nos retocan,
y este pensar continuo en las cosas,
es reflejo de ti
que eres sombra,
sol,
cosas.

















TE QUIERO

Te quiero,
es lo único de lo que estoy consciente.
En mi, en el silencio,
remedas un eterno paisaje:
tus manos, tu cabello,
tus palabras,
tu vestido nuevo, tus ojos (esos profundos ojos
donde se pierde el viento)
tu silueta,
tu ternura infinita,
tus besos,
todo se me llega pleno
y se impregna mi ser
de tu paisaje inmenso.

Eres tú, todo lo que yo quiero.
Afuera de ti,
no hay nada…
ni espacio, ni tiempo…
MANUEL AGUILAR DE LA TORRE




TRECE FUGAS Y UN SUEÑO
A CAUSA DE ELSA AGUIRRE









…sólo un cándido sueño que recorre
las estaciones todas de su ruta
tan amorosamente
que no elude seguirla a sus infiernos...

José Gorostiza




Copiado en computadora por Jesús Pérez Uruñuela, de un texto manuscrito del poeta Manuel Aguilar de la Torre, y difundida en este medio con autorización de la Coordinación Técnica de Coediciones del Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa de fecha 10 de junio de 2005 para publicarse con fines estrictamente de difusión y promoción, sin interés comercial.
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1
Solo y esta voz de piedra,
de escarcha,
de ceniza;
ésta que se resbala en la memoria,
que raspa, que enardece y cansa;
esta voz que se funde con el tiempo,
que está tensa en los cuerpos y en la sombra,
ésta de del crímenes,
del amor,
del sueño;
la que pinta de colores los pájaros
y adhiere moho a los cantiles viejos,
la que se sabe dueña de los mundos
y al mismo tiempo, tan huérfana,
tan pálida,
como la anciana casta que se quedó esperando los milagros;
esta voz que me habla y que habla,
que está hablando en el espacio y en los huesos,
la que en el blando útero se esconde
para nacer de nuevo
y se encarama en la montañas de los planetas de humo;
esta cuerda de violín tocada por un arco infinito,
la que ostenta blasones de sangre,
de metal,
la que se viene haciendo desde siempre,
la que estará hasta siempre en el silencio...








Se ha enroscado en el nervio
y ha dejado sus huellas en papeles contritos...

En el signo, impotencia
de decir lo que tiene sumergido en el tuétano...

alfabeto de sombras,
laberinto en el yermo de los cuerpos vacíos...




















2

Y aquí empieza la ruina del afónico tacto,
de la historia de un sueño deslucido
una historia remota inescribida
pero firme en el polvo y en el aire.

un diluvio de gradas invisibles,
un bajel de cristales desleídos,
un enfermo entusiasmo por la magra
presencia de los dioses calumniados

y una gana de ser –en la memoria-
la perdurable huella de los pasos,
la estatua incorruptible de la forma,

equilibrio perpetuo en la palabra
y atadura al eclipse de los glifos
en el hueco del tiempo inhabitado.










3
La calle era de agua.
Los edificios (islotes,
riscos
símbolos,
letras de un alfabeto acuático) se perseguían hasta sumergirse en un horizonte blanco.
Y allí, la amiga sin rostro
y un ferrocarril parecido a un lagarto.
Preguntamos por aves y por telegramas,
pero había un mar y unos cuartos transparentes y otro mar impetuoso en donde las ascuas flotaban.
Y el temor -como el vidrioso,
quimérico, por la turquesa de la araña-
porque la careta, la máscara, resbalaba y sonreía
con una mueca descalabrada.
Y luego, un tiro, una casaca roja y más tiros y soldados y muchachas.
Eran, después, las tres de la mañana
y había una leve luz
y nos acordamos
de una niña pálida
bajo el toldo de estrellas
en un orbe de signos y de seres
estremecidos con sus dolores y sus palabras.

Y fuimos, otra vez, los niños de Uruapan:
Fiebre.








un centro de plata
una montaña
y un sueño sostenido
como una nota alta.





















El sueño...

Una muchacha va por el agua:
balsa a la deriva coronada de azaleas.
Las voces de los lirios
anuncian la madrugada
y el río mece a las orugas
en su cuna de arcilla.
El rostro de la joven emerge del espejo
y los árboles frescos mastican la mañana.
El silbido del agua
-afilado y oblicuo-
atraviesa los poros:
alfileres de hielo
carantoñas celestes
enamoran al cuerpo
y el resplandor del aire
sueña como campana.
Una muchacha es una barca solitaria,
una chinampa rumorosa y sonámbula.
A la vera, los hombres
son cocodrilos verdes imantados de azufres
y ojos escarlata.
Llueven los floripondios
sus néctares melosos
que beben los jilgueros
en los pistilos largos
de las máscaras lánguidas.



Ella va por el agua
en la maraña de espuma
quilla de barco
sin la violencia magenta de las aspas.
A la vera, los hombres,
son verdinegros perros de caza
-la pelambre eléctrica
erizada de ansias-
Abanica el aire
las plumas de la fronda
-minutero inconsútil...
esposo de las horas...
y las brisas redondas
festejan la camándula.
La muchacha va por las ondas
virginal estatua
moisés femenino rubio de rocío
sostenido por el milagroso
tejido de las algas.
A la vera los hombres
son viejos dinosaurios
montículos de escamas
con ojos de semáforos
que atisban a la niña que flota:
balsa a la deriva
coronada de azaleas.



4
(...nuestro padre no ha muerto,
tampoco la tía casta
y ya nacieron los hijos de los hijos de la más pequeña de
las enanas
y somos enlaces, cópulas de sueños que tomamos como pretexto
la sangre,
la carne,
la ley de la gravedad
y la subsistencia.
Hace poco, en las pirámides,
éramos sólo causa
y ahora, un rehilete de murmullos que se despierta de
madrugada para hervir café
y después beberlo en una taza...
Nuestro idioma –singulares delfines que se aman
y se matan-
sólo es ficción de este mundo soñado en cuya agua
velocípedo de interminables venas
calientes y saladas-
navega nuestra nao de apariencias...)
Al encender el estudio
brotó el paisaje concreto: un retrato,
el helecho–el que fui
y sigo siendo a pesar de mis manos,
mi máquina de escribir
y mi garganta-


la silla
la alfombra roja,
la tuerta caja
y la luz tiritando en los cristales
de las ventanas.
¡Ah! ¡Leche inmensa que enlaza
estas vidas y muertes simuladas
al antojo de sentirse real
y no ser
más que un despierto vegetal
en la noche redonda de las galaxias:
No hay azoro final,
no asombra el estómago,
no asombra el drama.
Es esencial el dolor y la caricia para palpar el blanco continente
de las lágrimas
y para sentir
-cuando tibio el cuerpo entre las muelles sábanas-
este sabor de bocas y salivas
y este ancestral bullir de carne
en los vientres de madres milenarias.
¡Qué tibio lecho de leches y mortajas:
Soñolienta la noche canta: el cuerpo de los grillos
de los ratones viejos
de las viscosas larvas.
En espiral los astros adelgazan sus hilos de distancia.
en las ociosas cuevas los cuerpos,
casi almas.




Y otra vez la cama,
el sueño
y los edificios jeroglíficos de la calle de agua.





























5

La cocodrila siente deseo de aprisionar en su seno al hijo de piel
lerda, filosos colmillos y elegante cola dinosauria

y se abandona al amor en el sabroso pantano bajo la luz de las
lunas entre el chisporroteo de las cigarras





y la mujer -pan melifuo, redonda fruta nacarada- escruta el himen
en la fragante alcoba solitaria.













6

El sueño se hizo de aluminio:
rectangular y absurdo,
brillante y lumínico.
Apareció en la mitad de la mujer
desnudo.

Probó a cortar reflejos
y salpicó los ojos
con pequeños astros mudos.
Vino de un horizonte no inventado

-de uno que permanece virgen
y que limpio de imágenes
asombra-

A un lado
-con susto-
la virtud;

al otro lado
una vasta planicie
llena de pecado...

Un alud de luz,
insolente,
se revolcó en la tela
y se tejió a sí mismo
en lo pintado.




El humo se disuelve con pereza
en el cuenco del aire
y el cristal que pende
al centro de la luz
es frágil.

Un rostro se avecina
-tras brechas infinitas
con ojos inmensamente transparentes-
sin carne
y
en la quietud baila
esbozada
de una línea,
la imagen.

Mares de polvo atravesó
y cansada,
llegó intacta
de la nada
a la nada.








7

...sobre la hoguera
el forajido:
el pestilente andar, el cabalgar constante
en el impío pétalo de fuego...
...pesado, impetuoso, el sexo grita:
se consume en su propio deseo
y prueba a hincharse de miel...
sobre su faz y sobre el rostro de la ciénega
la soledad recompone la ruina
y, solemne,
construye el falo de su orgullo,
su esbeltez,
su bien lograda forma
-ideal
de todo espejismo
de todo lo expresado
en aridez-
(Imaginó ser lo que quiso haber sido,
pero se quedó en mirto chueco,
en flor descontrolada, en horribles pétalos
y en circuncisiones petulantes)
Atrás estaba el mundo de las hechuras perfectas
y ¿enfrente? -en el futuro
y en un casi presente corroído-
la apetencia
la inmensa sed sin manantial.

sin tan siquiera el goteo de la lágrima
sin el orín
sin el sudor tembloroso de la mano.
¿...por qué venir a ser...?

Despedazado desde su raíz
pero firme para el zarpazo
para el desfogue
para la bellaquería a nivel muslo, ingle, pubis;
para la belleza del agrio coqueteo
y para el abrazo
que forja otro ser, otra medusa, otro hilván,
otro alacrán sobre la cuna de un nuevo pensamiento...
...implanta su forma
y su halo
-de la semilla para arriba,
del fruto para abajo-
sumergido en el fango...

Huidizo por viscoso,
soñoliento por cansado... (¡cuánta verdad perdida!
¡cuánto olvidado en misterio, roca y viento!)
...se disfraza de anzuelo
y clava el aguijón en el ovario ciego.
Saber -perfecto enigma-
y ser -fracción, guiñapo desprendido,
harapo arrebatado a la jiba del mundo-
brujo solitario
mago sin sotana, erizado de gérmenes violentos.





La comunión debió ser con el espacio y el tiempo a través de la luz,
pero se quedó tieso
en la frívola demencia de la forma,
en el umbroso río de la savia
en la gruta, donde el barro,
esconde la arquitectura acuosa de la sangre.

Y allí, incomulgado,
Insolvente,
Trivial,
Flaco,
medroso, patinó el salitre de los templos.
empujó las ojivas
y se postró ante el dios de los infiernos.












8

Este viento cargado de cadáveres
juega a no estar violento;
a detenerse, a ratos, sobre la corola,
taimado, acechoso,
para esperar la muerte que arruga el cáliz.
Está como un gato enorme de ojos transparentes
sobre el mundo y los árboles.
A veces, mueve su árido cuerpo
de desierto flotante
y aúlla con los perros de lino y con los perros de estopa
y parece viajar,
pero el tránsito es de piedra,
no avanza o repta,
no es nómada; sólo atasco, fondeo,
estación varada en el nitruro.
No va como las hojas:
No hay pendientes, laderas, ribazos, vargas
que trasladen su cuerpo,
no llanuras o rampas
que extiendan su paisaje;
es sólo infundio albo,
turbulento cristal baldío.
Juega a no estar despierto,
a no tener siesta
a ser como mar invisible
-lascivo imaginero de arenas
insondables-

más en su afán no hay cadencia
-ésta sólo es del tiempo-
y él no la consigue
pues hecho está de una sola nota que cuelga como prisma
vernáculo.
Su impúdica blancura es manjar para la daga de la luz
que gusta de la sangre traslúcida
y es él –a veces- espejo de estrella
cuando de pronto, a un agua,
le da por bullanguera aprisionar del fósforo el fantasma.
No va, no viene, sólo está
con esa soledad sinónima de otras más amplias soledades,
esas que no están hechas,
sino que son presencias inmutables
de inmutables imágenes
las que –sin orígenes- ni fines-
permiten el martirio de pensarlas perpetuas.
No hay guadaña o cuchillo de filo tan potente
que pueda cortar en pedazos al viento
para hacerlo de ayer, de hoy o de mañana,
porque así de intacto está,
desnudo desde siempre
con su diáfana piel y su incolora entraña.
Juega por no enfadarse en hastíos pesarosos
a pesar de saberse condenado al fastidio,
de cargar con la muerte
-residual, anacrónica-
que de bazofia saca los pétalos, los rostros.



Así, a veces tiembla,
pero sólo es embuste.
como la farsa que enseña que las cosas
tienen principio y fin,
escritas por humoristas duendes que imaginan relojes,
calendarios, épocas.
No hay fecha para el viento:
los ídolos se cuidan de guardarla:
es secreto celestial de airosa presencia
murado por tablas de piedra arañadas por escribana bestia.
Ebrio de atmósfera y patraña
soñó con el olimpo –éste de cruces y puñales-
y aprendió la chanza entre el lodo y los árboles.
Viento sólo de sí y saturado de muerte,
broma filantrópica,
abnegado baldón a tanta savia.














9

...el insomnio se cuelga
como frágil enhebro...
los misales aúllan
en el templo...
ruidos lejanos
llegan del estruendo
a la mitad del ánimo
y del tedio...
(musitamos, apenas,
con fastidio,
la gana de destripar el cielo
y luego nos ahogamos
en charcos de palabras
repetidas con sueño...
si queremos dormir
-mezquina muerte-
nos estrujan los ecos
y nos repiten como sombras
en lo neutro...)
Volvamos desde atrás:
-el cielo es tiempo...
el infinito tiempo detenido
y nosotros
tiempo en movimiento...-





Aquí,
entre el bártulo y el fuego,

aquí,
entre el azul y el cieno;

aquí,
en el beodo rapto del hambre,
volvemos...






















10

Dormir...
con la úlcera y el viento
y el alma
hecha un largo collar
alrededor del cuerpo
(la píldora marrullera
y el vaso de cristal,
sin agua,
enfrente, quieto...

oscilante tramoya:
luz que se opaca a sí misma,
dolor
y un lejano canto de hormigas
como cuchicheo...)












11

Me levanto...y me detengo...
¿a dónde voy...?
¿a dónde van los que al pensar
piensan
en este feo, detestable tiempo...?

-en por qué de los astros que se guiñan
y el por qué de lo niños...?-

Me acuesto...
¿Qué hacemos en las camas
o en el suelo...?

¿Explicar el dolor,
el amor?
la ira
el sueño...?

Andamos sobre andamio con soportes anémicos
con rostros aparentes
y minutos eternos...








12

Adelante es vacío...
es promesa, tan sólo...

A veces,
pienso,
que sólo es el momento
-éste-
cuando pulso el tiempo...
(el infinito
-apariencia remota-
se torna beatitud
cuando brota el deseo)
Llegamos...
¿de dónde...?
¿de este espacio detenido
sujeto a sí mismo
en lo eterno...?

Y vamos...
al mismo espacio...

Hay algo que cintila
-¿el pensamiento?-

y algo que permite
el estallido de la semilla húmeda
en el suelo...



Extraño,
fornido,
intenso,
indefinido,
esto,
se hace de color
y de luz
y de sombra
cuando nacemos...

Luego...
no sé...
quedaremos tal vez en el oscuro denso
para que sea otro quien se piense...
















13


Brotar:
ser pétalo o insecto
o juicio frágil
por la carne envuelto...

Llegar:
¿es acaso, invento...?
¿alguien
que juega a la estulticia
y al talento...?

¿ensayo...?

Quizá en esta gran probeta
estemos...
LA POESÍA Y PROSA DEL MUNDO ÍNTIMO DE
MANUEL AGUILAR DE LA TORRE. (1926-2003)
-INÉDITOS DE 1933 Y DE 1944 A 1949-


Copiado en computadora por Jesús Pérez Uruñuela, de un texto manuscrito del poeta Manuel Aguilar de la Torre, y difundida en este medio con autorización de la Coordinación Técnica de Coediciones del Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa de fecha 10 de junio de 2005 para publicarse con fines estrictamente de difusión y promoción, sin interés comercial.
De copiarse la información aquí contenida, se recomienda respetar lo señalado por el Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa y mencionar nuestra página Web, para mayor información del autor.




ALMA INFANTIL.

En un Jardín encantado. (1933)
En un jardín encantado
donde moraban las hadas,
donde formaban sus nidos
las cantadoras calandrias,
donde el césped era de oro,
donde la luz pedrería,
donde el murmullo del agua
reía, reía, reía...
había rosas azules,
sus pétalos como el cielo,
sus pistilos oro y plata,
su fino talle pequeño;
había azucenas hermosas
de verdadero color,
gardenias color de rosa
frescos naranjos en flor;
blancas violetas,
sí blancas,
blancas como una ilusión,
finamente perfumadas,
perfume del corazón;
de lustroso raso negro
los enlutados claveles,
de encaje la nubecilla,
de las lilas, ricas mieles,
de las finas telarañas
que colgaban de las hojas,
se columpiaban alegres,
alegres y juguetonas,
hasta caer en el cáliz
de las azuladas rosas,
unas perlas cristalinas
o de rocío las gotas.

En una límpida fuente
donde nacía el arroyuelo
mil ninfitas prodigiosas
se lavaban el cabello.

Dejé este panorama
tan encantador,
tan bello,
para encontrarme
en mi cama,
viendo que todo era un sueño.



(23)
Dedico mis esfuerzos.
Para mis seres más queridos:

Mi padre Manuel Aguilar y Ortiz
Mi mamacita María de la Torre de Aguilar.
Mi hermano muerto José Luis
Mis hermanos vivos, Alfonso, Conchita, Carmen, Teresita y Luz.
Mi tía Cholita muerta también.

(24)
Este libro perteneció a mi tía Cholita
Descase en paz
Manuel Aguilar de la Torre.
Por la Fraternidad y la Cultura
Dios mío, hágase tu santísima voluntad en todo y por todo.

O – O – O -


Pienso en pecado, en pureza, me envuelve la gasa del recuerdo, del recuerdo de una mujer.
(26) 1944

Rimas.
Representas la pureza
y el fango a la vez,
mujer divina.

La blancura de tu cuerpo
me emociona,
el candor de tu alma
me ilumina.

En tus ojos veo un cielo
infinito de dulzura,
en tu boca la amargura,
de mi beso y mi pasión.

Y mezclados con belleza
el lodo y el cielo azul,
estremecen a mi alma,
aunque mi alma eres tú.


Cuando la melancolía envuelve al alma, es tan intensa la obscuridad, que no deja una ventana siquiera para asomarse a la alegría. Esto es lo que me pasa. Desesperadamente corro la pluma sobre el papel.




La tarde declina y oprime mi pecho el recuerdo de unos ojos verdes…
nublada mi vista escribo:

(25) Soneto VII
1945

Yo no puedo mirarte porque dejas
a mi espíritu en hondas reflexiones;
la llama verde de tus ojos arde
en mi pecho poblado de ilusiones.

Si el timbre de tu voz sensual y grave
me envuelve en sus nubes voluptuosas,
mis pupilas melancólicas se cierran
y te miran en sus sueños amorosas.

No se si tu me ames, soy tan poco,
si te quiero la culpa no fue mía,
en todo caso del destino loco.

No me mires así, pues si te miro,
tus lindos ojos en dolor se truecan,
y acaban por perderse, en un suspiro.


(27) Soneto VIII
1945

Como agua que un río lleva, así se fueron,
mis pobres pensamientos de grandeza,
el río se secó y en su cauce
e dejó, el fango y la tristeza.

¿Reír? Mucho tiempo ha que sonreír,
hoy solo el fantasma de la risa,
mis pobres labios con su planta prisa
y me obliga con su risa, a fingir.

¡Que negro lo veo todo y que incierto!
Que palidez de muerto en mi sentir,
un látigo que azota lentamente,

la horrible sierpe que corroe mi mente,
que corroerá si vivo eternamente…
¿Porque entonces, Dios, no he de morir?



Hoy visité la ciudad de los muertos, el cementerio. He visto como se ocultaba el sol tras las cruces melancólicas y he visto salir el fósforo de las tumbas. Creí oír murmullos primero, poesía después y cantos últimamente.

(28) Soneto IX
1945

La noche ha abrazado el cementerio,
y ha regado sus flores por el cielo,
las tinieblas confundidas con las matas,
se levantan melancólicas del suelo.

Cada una encierra mil dolores,
mil lágrimas vertidas, mil amores,
un poema de tristeza entre las lozas,
un poema de amor entre las flores.

Lentamente los cantos de los muertos,
melodiosos y fúnebres y tristes
se escapan de las fosas hacia el cielo.

Gemidos que articulan labios yertos,
y liras templadas por frías manos,
así escucho los cantos de los muertos.

No alcanzo a comprender cómo siento amor por todas, de cada una me prendo y a todas quiero poseer. Hoy y ayer he contemplado un rostro y me he enamorado de él, como enamorado estoy de su alma.

(29)Soneto V
1945

La inquieta golondrina de tus ojos,
alzó mórbido vuelo en pos de amores,
posándose en la rama de mi vida,
cortó la hoja de mi ser, mis flores.

Y lastimó la faz de mi corteza,
y lastimó mis frutos y mi savia,
envenenó con su gentil realeza,
y me llenó el espíritu de rabia.

Y se llevó mi amor, con la jugada,
haciendo que cayera se reía,
hasta no ver mis flores marchitadas.

Hoy, no hay hojas verdes en mi rama,
están amarillentas desde el día,
en que se fue mi amor con tu mirada.

Estoy triste… en el campo.
(30) 1944

Allá a lo lejos diviso el monte,
un bello trozo de cielo azul,
y nubecillas blancas y azules,
que imaginan velos de tul.

Junto a la barda crece una mata,
de bugambilias y más allá,
un bosquecillo de verdes fresnos,
estoy sentado junto a un rosal.

Pero estoy triste pienso en mi novia,
y no comprendo mi malestar,
ella me quiere, yo la idolatro.
Pero estoy triste, ¿Por qué será?

¿Acaso ella me está engañando,
con sus promesas, con su mirar?
Es imposible, ella me quiere,
ella me quiere, yo la amo más.
Allá a lo lejos diviso el monte,
pienso en mi novia, en su mirar,
estoy seguro que ella me quiere,
pero estoy triste. ¿Por qué será?

Es de día, me siento en una banca del parque para escribir, recordando a una margarita muerta en sus manos.
(28) Soneto XV
1944.
En tus manos pequeñas, juveniles,
murió una margarita destrozada,
sus pétalos sedosos se mancharon
al caer y nadie los miraba.

Pero yo si los vi y comparando
los pétalos con mi alma enamorada,
lloré pensando que tus manos blancas,
al igual que a la flor, me la estrujaran.

No me importa quizás este tormento
que no es el peor de todos, vida mía,
y si alguna vez otro lamento,

se escapa de mi boca en mi agonía,
es que mataste con tus manos blancas,
mi pobre alma, que estrujaste un día.

Me están olvidando…y yo muero de angustia… anochece…

(33) Soneto II
1945

En pedazos se ha roto mi ensueño
como pasa al hacer la porcelana.
Se ha destruido el amor, la fe, el anhelo,
y ha quedado el acíbar en mi alma.

Y lastiman mi pecho crueles dardos
venenosos, que hieren con constancia,
y lastiman mi pecho con vehemencia,
y llenan mi cerebro de ignorancia.

De ignorancia de amarte, porque te odio,
y no puedo querer a quien me mata,
y se roba mi amor y lo desprecia,
y provoca mi odio y no la calma,
sofoca las voces de mi pecho,
y me clava puñales en el alma.



El Arco Muerto.
(35) Agosto de 1945

Fue la flecha que hendiera los aires,
golondrina feroz del Anáhuac,
mensajera de fuerza broncínea,
valerosa y tenaz, como su alma.

Arma bella de fértiles tierras,
de guerrero del Sol y de la Luna;
que voló en cien cruentas batallas,
adornada con galas de plumas

Más un día se pierde en el cielo
y se queda el arco dormido,
en las manos del fuerte guerrero.
como un ave cansada en su nido,
como un águila muerta en las manos,
de un azteca, que ahogó su latido.






Un golpe ha trastornado mis sentidos… ¡mi hermano ha muerto!... mis ojos se ven inundados de lágrimas y mi alma sumida en el más profundo de los dolores… creo que moriré de pena, junto con mi madre…

(37) Soneto XVI, a mi hermano muerto José Luis
19 de Agosto de 1945.

Como roble cayó desde la altura
y estrellose con fuerza cataclística,
como rosa espiró, sin amargura,
como nieve quedó, blancura mística.

A su frente cubrió límpida albura,
Aasu cuerpo cubrió límpida sábana,
y en su boca quedó cierta dulzura,
de la vida fugaz y ya nostálgica.

Más acíbar dejó y el alma herida,
en los ojos el llanto y sofocada
la sublime ilusión de aquella vida,

que tenía mi madre idolatrada,
ha dejado este mundo cruel y triste,
hoy el cielo lo tiene por morada.


El porqué de no deber reír.

(39) Soneto XXXII
Marzo de 1946

Y después de reír siento tal ansia
de ponerme a llorar como pequeño,
porque siendo tal vez la gran distancia
entre mi alma y la risa, mi gran sueño.

Me anonada el reír cuando no siento
la alegría juvenil que he perdido;
se han llevado mi risa seres muertos
y al reír considérome bandido.

Solo tengo consuelo al ver la vida
como algo fugaz en la natura,
considero que el alma es la vida
la más grande y la única mentira.
Más si río, pero reír, sin tener risa
mi pobre alma se llena de amargura.


Ya no soy el niño de antes, hoy sufro y me resigno.

(41) Soneto “Reflexión” XXXIII
Marzo de 1946.

Muy pequeño de edad oí a mi madre
lamentarse del mundo traicionero.
Yo me puse a reír pues no creía
en tristezas, en llantos, nada fiero.

Todo goce infantil en mi memoria
ejercía un influjo tan inmerso,
que yo solo pensaba en diversiones,
sin saber que todo esto es pasajero.

Más la vida abriome inmensos ojos
y azorado quedé con su miseria,
hoy ya siento que sufre mi alma joven,
hoy ya siento pesada una condena:
más si vivo tan solo para mi alma
se me olvida el dolor y la materia.

A la Madre

(43) Mayo de 1946.

Como bronco corcel se desboca,
entre peñas y arbustos el río,
y su canto feroz y bravío
que se escapa de su ancha boca,
lleva amor a su madre, la roca
congelada en la sierra de frío.

Y el polluelo en el nido caliente
con su piar que se eleva hasta el cielo,
ha ensalzado a su madre, valiente
golondrina que tiene del vuelo
a través del azul infinito
para dar alimento al polluelo.

Al mirar la natura y palparla
he sentido mi amor muy adentro,
yo también amo al ser que me ha dado,
sangre, vida, calor y sustento;
yo también alzo al cielo mis ojos
y uno mi himno al del Universo.

Es la madre en la tierra, una santa
en el cosmos, limpísima estrella,
la más clara, brillante y más alta,
a los ojos de Dios la más bella.
Es arcángel divino que deja
una escala de luces por huella.


Rima y Amor

(45) Mayo 1946
Rima y amor,
es todo lo que puedo yo ofrecerte
en el árido campo de mi pecho,
al isócrono latir de corazones
en lazado por el sentimiento.

Rima y amor, sí madre mía,
pues las pompas mundanas que carezca
considérolas vanas para tu alma,
que mira más allá de nuestro suelo.


Rima y amor,
pues mi lira naciente
quiere así llegar a tu intelecto,
y mi amor ¡Qué contraste!
es tan grande como el fluido etéreo.

Rima y amor,
incienso de mi alma,
vuelve a ti madre mía hasta tu cielo,
y besando tus plantas te bendiga
y me traiga tu amor y tu consuelo.

Rima y amor,
En el domo azul del Universo,
se quedará inscrito para siempre
como ofrenda a mi madre,
la esencia de mi verso.

A mi madre.

(47) Soneto XXX
Mayo 1946

En tus manos de herencia milenaria,
que han bordado esperanzas y virtudes,
han dejado mis besos madrecita
el amor de las castas multitudes.

Y te hablan del alma de los hijos
y te dicen de sueños juveniles
y te piden ayuda con tus besos
que son flores y risas infantiles.

Y tu, madre, no ignoras lo que quiero
pues bien sabes que te amo inmensamente,
como ama al mar el marinero,

Como el rico su fausta pedrería:
y al besar tus manitas primorosas
solo quiero, ¡Oh madre! tu alegría


Una madre en la Conquista.

(49) Mayo 1946

Lame el agua el palacio de piedra
y refleja de é su silueta,
mientras bogan pausadas cual cisnes
las canoas de las indias aztecas.

Las exóticas flores de Anáhuac
sus corolas, coquetas ostentan
y el viento acaricia sus formas
esparciendo su aroma en la selva.

Una india arrulla en sus brazos
un moreno querube y amante,
en la frente le deja sus besos
de su boca que es fresa y granate.

De repente es escucha estruendoso
el chocar de las mazas y espadas
-¡Es Cortés el ibero odioso!
grita loca la india aterrada.

Aligera los pies y va al monte
sube presta la falda escarpada
y en la cima estrecha a su hijo…
Más su rostro moreno se opaca;

De sus ojos millares de lágrimas
caen al suelo pensando en su raza,
ella a su hijo salvó de la muerte
pero muchos han muerto en batalla.

Lucero.
(51) Mayo 1946

Era de noche y reía
la chicharra bulliciosa
las estrellas se movían
en interminable ronda,
la luna hacía perezosa
su recorrido orbital
y se reflejaba hermosa
en el limpio manantial.

Una música gloriosa
por la atmósfera esparció,
la trompeta de algún ángel
y todo el éter vibró.

Era de noche,

Una luz apareció
-¿Quién eres? dijo la luna,
-Una Madre- respondió
Y en la constelada noche
la luna palideció.


“Tu Poesía”. (A mi madre María de la Torre de Aguilar)

(53) Soneto LXI
Mayo 1946

Es tu risa el canto tempranero
que produce la brisa matutina,
se asemeja a la fuente cristalina
y a la voz del melódico jilguero.

Y tu risa cual una sonatina,
emociona mi espíritu señero,
hace flores brotar cual jardinero
celestial, en la infancia de mi lira.

Y estampadas las flores en mi mente,
convertidas después en poesía,
de mis labios se escapan lentamente…

En el blanco papel mi fantasía
ha dejado su esencia que así dice,
madrecita, tu risa es poesía.





¡Mi abuelita ha muerto!
(A la memoria de mi abuelita María del Refugio González Viuda de de la Torre.)

(55) Mayo 1946
Mi abuelita descansa en una fosa
como rosa,
en el libro vetusto del recuerdo,
como perla en el fondo del mar,
Abuelita dejó su materia
para ir más allá al altar,
y llegarse al eterno y gozar.

Es consuelo saberte en la gloria,
eso nunca lo pude dudar,
abuelita, yo supe tu historia
se reduce al bisílabo, “amar”.

Fuiste llama de (¿?), tu gloria
en la tierra gozaste al orar
y al entrar en la caja mortuoria
ya en la gloria debiste estar.

Abuelita adorada descansa,
como perla en el fondo del mar
y que tu alma bendita no sufra
desde el cielo, al vernos llorar.

Mi Abuelita Muerta.

(57) Soneto XL
Mayo 1946

En la blanda almohada tu cabeza cana
Se reclinó en el postrer suspiro,
De mil gemidos se rodeó tu lecho,
De mil angustias se llenó tu nido.

Más tu alma hermosa se llegó hasta el cielo
e irradiando resplandor continuo,
Junto al Eterno colocó su espacio
donde esperaba su anhelado sitio.

Allí no existe la mortal mazmorra
Del pecado o del impío o pagano,
Allí se encuentra el amor divino,

Allí no existe el rencor humano,
Allí que todo es perfección y gloria,
Está su alma y pensamiento sanos.

¡No sufras madre!

(59) Mayo 1946

Mar de dulzura,
Corazón hecho para amar,
inagotable manantial de lágrimas
con que quieres borrar,
La mácula en tus hijos,
La ignominia del hogar.

No sufras amada madre
tan temprano;
No llores más la muerte
de mi hermano,
que él en el cielo estará.

¡Madre adorada!

La muerte no es la pérdida
Ella es la libertad.


Por ti

(61) Mayo 1946

Infundiste en mi ser la existencia
de un Dios poderoso y eterno
y me hiciste, ¡Oh gracias al Cielo!
reforjar con razón tu criterio.

Y más tarde con sabios consejos
procedentes del limpio cerebro,
me hiciste pensar madrecita
y observar claramente lo eterno.

¡Oh enorme favor de tu gracia!
¡Oh sagrada herencia de tu alma!
La bendigo y bendigo tu nombre
Y humilde te alcanza mi palma.

Madrecita, profeso tus creencias
con que ungiste mi mente de niño;
con amor tu llegaste a mi alma
y con él en la frente te ciño.








Canto en tres

(63) Mayo 1940

I

El pájaro canta
parado en la rama,
el sauce se inclina
y entona canción,
murmura el arroyo
canción cristalina
y el viento templado
solfea su voz.

II

La madre entona
muy quedo, en la cuna
canción amorosa
y tierna, su voz
adormece quieto
al muñeco blanco
que es su amor más grande
su sola ilusión.

III

Y junto a la cuna
se queda dormida,
afuera los aires
entonan canción,
la madre le ofrece
su canto al pequeño
y dios le ofrece
a la madre su voz.



A una Matrona Gala.
(Estos hechos pueden encontrarse en “Los hijos del Pueblo” de Eugenio Sue)

(65-66) Mayo 1940

¡Se acerca la turba!
La voz de un mancebo de Galia gritó;
Es la turba Franca
La salvaje tribu
que avanza
en la llanura del Rhin.

-Defendamos a Maguncia!
exclamó Victoria,
“La madre de los campamentos”
La que alivia sufrimientos
y da entereza y valor.
-¡Defendamos a la Galia!
y en su rostro sonrosado
aparece el furor embellecido,
por la tierna mirada;
su ejemplo lo sigue el pueblo,
en mano armas tomó
el pueblo tomó las armas
la batalla comenzó…

En el bélico choque
Victoria a su hijo -adiós
le dijo- no vuelvas nunca
si no es con gloria y honor.

Los aires poblaban voces
infernales,
blasfemias, gemidos, gritos de dolor,
La sangre manchaba el suelo,
y en medio del calor
guerrero,
surgió de pronto una voz;
¡Victoria para Victoria!
Y el pueblo Franco huyó.

De regreso a Maguncia
El hijo a su madre habló.
-Victoria para ti, madre,
Gloria eterna a tu valor,
y en el aire atronador,
la voz de un millón de hombres,
¡Gloria mujer admirable!
Y en el cielo de la Galia
Se perdió la voz.








(Todo que)

(66)


Todo lo que soy, el adelanto intelectual que he alcanzado, mis esfuerzos en el estudio, mis pobres poemas, mi alegría, mi temperamento, mi carácter, en una palabra, todo lo que constituye mi ser, haciendo caso omiso de lo malo que poseo, se lo debo a mi madrecita, que es como un faro en el mar embravecido de mi existencia; ella es la única a quien pertenece mi agradecimiento y mi amor íntegro.

Manuel Aguilar de la Torre.
Mayo 11 de 1946


A los ojos de mi madre

(67) Soneto X
1945

Son tus ojos ¡Oh madre amorosa!
un libro de exquisita poesía,
Si me miran imprimen en mi alma
lo esencial de tu casta alegría.

Veo fulgores del cielo desprendidos
Posarse en tu cándida pupila,
Tus pestañas como una extraña rueca,
donde los rayos de tus ojos hilan.

¿Qué bellos y apacibles son tus ojos!
¡Serenos como un lago de agua clara!
¡Brillantes como luz de la mañana!

¡Purísimos cual nieve inmaculada!
¿Alegres como estrellas vagabundas!
Perdidas en la bóveda azulada.















La vida en el Campo.

(69) Siete Sonetos
Julio 1946

Canto Primero.
Amanece

Ya en la fronda del bosque limonero,
ledos rayos de sol, su rubia carga
depositan, después de empresa larga
a través del virgíneo sendero.

En las ramas se siente compañero
del gusano y el pájaro y la larva,
el humilde indio(¿) que a veces carga
en sus hombros al tímido cordero.

En el cauce del límpido arroyuelo
se dibuja un mosaico cristalino,
una mezcla de árboles y cielo,

El retrato fugaz de un ave en vuelo
el reflejo de un rayo purpurino
y un madero a la orilla paralelo.

Canto Segundo.
La voz de la mañana.

Risas limpias de gordas lavanderas,
Chapoteo de niños nadadores,
El silbido de viejos pescadores
Y el cantar de las niñas casaderas.

El mugir del ganado en las laderas,
El arrullo de pájaros cantores
ataviados con plumas de colores
y el cu cu de palomas mensajeras.

Y del viento canciones matinales
Al hacer en los árboles columpios,
Y enredarse en los verdes matorrales,

Juguetean con el pelo de las mozas,
Arrastrar a las hojas otoñales
Y juntarlas con pétalos de rosas.



Canto tercero
La gente del Campo

Una joven aventa la hornilla;
Dos hermanas trabajan jadeantes,
Uno ara las tierras fecundantes,
Otro deja en los surcos las semillas.

Una vieja calienta la tortilla
de maíz, en las brazas coloradas
y una niña de manos sonrosadas,
borda flores sentada en una silla.

Y en la rústica calle de la aldea,
Las comadres se cuentan los sucesos
De la gente del campo y marean

Al viejo vendedor de jarros nuevos,
Y ya harto de oír a las mujeres,
estrella un rudo trasto contra el suelo.

Canto Cuarto
Mediodía

El calor se hace intenso en demasía
Y los (¿?) fulgores más ardientes;
entibiecen las aguas de las fuentes
cuando llega el lugar al mediodía.

Arma guerra la gran chiquillería
En la mesa central de la cocina
mientras mueve el caldo la madrina
con eterna sonrisa de alegría.

El moscón zumba alegre en el establo
y con terco solaz molesta al toro
desespera y muge y sin embargo.

Frente servida el vaquero
come tibios manjares que ha guisado,
la mujer del obeso estercolero.

Canto Quinto
Atardece

Tras la cima poniente languidez
Como lirio en su dulce agonía,
El nítido fulgor del claro día
Y se esconde el sol pues atardece.

El paisaje campestre palidece
Al restarse la luz que lo poblaba,
Y la frente serena y arrugada
De una abuela, al recuerdo, entristece.

De los prados regresa dormitando
El ganado vacuno y el rebaño
Y los rudos pastores van cantando…

Desde el lúgubre viejo campanario,
el broncíneo tañer de la campana,
a los fieles invita al rosario.

Canto Sexto.
La Noche

La mirífica luz de las estrellas
Se reparte en el éter azulado;
Bien parece que el cielo se ha trocado
En poema triunfal de luces bellas.

En la reja la tímida doncella
Mira fija el cielo estrellado,
Y el ranchero de ella enamorado,
En los ojos le mira las estrellas.

En el riente caudal del arroyuelo
Se retrata Selene, blanca y pura
Y parece existir allí otro cielo.

En la sombra se une la espesura
Y en las flores se posa un velo negro,
Mientras duerme tranquila la natura.

Canto Séptimo
Emoción

En la rica campiña mexicana
Un poema de luz y de alegría;
Deja el alma extasiada en la mañana
Y la deja igual al mediodía.

Quiere estarse el cuerpo en la fontana,
Luego quiere domar caballos brutos,
recostarse en la paja y la cebada
Y cortar de los árboles los frutos.

Y los ojos mirando al cielo claro
Y el campo sintiendo su realeza,
Con la mente perdida en la belleza

De los prados, las cimas y los lagos
Y el sentir en nosotros tal grandeza,
Exclamamos ¡Oh Dios, Seas Loado!

Fin



Solo Dios.
(79) Soneto XLVII
Agosto 1946.

¿De que sirve sin Dios la fausta pompa?
¿De que sirven sin Dios las frescas flores?
¿Se le encuentra interés a los gobiernos
Sin la mano de Dios, de sus amores?

¿Se le puede encontrar a los planetas
Un servicio si Dios no existiera?
¿Interesa la vida a nuestras almas
Si el pobrísimo cuerpo no existiera?

No valdría la pena estar viviendo
Si al morir nuestra alma pereciera
Y el cuerpo quedara confundido
En el vasto poder de la materia.
Solo a Dios nuestro espíritu confiamos
Puesto que Él para un fin, nos puso en tierra.




Contestación.

(81)Agosto 1946

Si blanca semilla de amistad sembraras
En el pobre campo de mi alma ruda
Te juro Paulina no tengas duda
Que blancas camelias de amistad juntaras.

Si amable y buena cuidaras las flores,
Regaras su sitio con risa y alegría,
Brotaran más puros los albos colores,
Perfumes más suaves, brotara poesía.

Paulina, tu arado prepara y comienza
A llenar los surcos de blanca semilla,
Que verás muy bellas camelias de nieve,
Brotar desde el seno de mi humilde arcilla.








Ideal.
(81) Agosto 1946

Ya no quiero amor,
Ya no quiero las cosas mundanales
que hastían el alma,
ya no quiero la pretendida calma
que se vive en el mundo,
ni grandeza, ni gloria.

Pero pienso que me aterra
que el ideal que persigo
no lo encuentro en la tierra,
y que solo pretendo
como estrella lejana
la existencia del alma
al morir la materia.




Felicidad
(83) Abril 1946
Soneto XLV

He buscado el amor y lo he encontrado
He buscado el lujo y lo he tenido
Me he inclinado al saber y lo he sabido
He querido afamarme y me he afamado.

Me he internado en el goce más mundano,
diversiones y risas y amoríos,
y el mundo me ha dado su respuesta
me ha brindado el placer todos sus bríos.

Más en todo he hallado la tristeza
No he encontrado así, la verdadera dicha,
pues el mundo me pierde en su maleza.

Solo en ti ¡Oh Señor! Dios de Grandeza
he encontrado el consuelo a mis dolores
El amor infinito y la belleza.








Margarita
(84) Mayo 1946

Mariposas de múltiples colores
adornan tus mejillas sonrosadas
rimas de mar,
galanas como flores,
acercan a tus ojos de esperanza
risas del viento, sutilezas de hadas
imanes que así atraen a mis miradas
temblorosas cual hojas verdinegras
a la luz de la tarde dibujadas.



Opinión acerca de Juan Ruiz de Alarcón a través
de su obra en verso “Las paredes Oyen”

(85) Agosto 1946
Soneto

Para hacer una crítica a los versos
De Juan Ruiz de Alarcón , el jorobado,
Es preciso haber asimilado
Al leer sus miríficos procesos.

Conociendo sus obras principales
y de ellas la más personalista
Sacaremos de entre una larga lisa
“Las Paredes Oyen” sus detalles.

Y veremos sus versos, primorosos,
Una métrica rica y variable,
Una trama de líos amorosos
Con destellos de ingenio inagotable.
Y al entrar en sus muros literarios
Concluiremos que Ruiz, es admirable.



Este canto es otro final para mi poema “Un día en el campo” o “La vida del campo”

(87) Octubre 1946

Silencioso me alejo de paisaje,
Me deslizo entre setos perfumados
Que en verdad son jardines encantados
Y escucho del viento su lenguaje.

Suavemente se mece el ramaje
Y arrulla el nido tibiecito
Donde duerme el tierno pajarito
Que la madre defiende con coraje.

Y ya lejos del sitio siento el alma
Ensancharse cual nítida paloma
Rebosante de paz, de amor y calma

(La emoción de los labios de ha escapado
Y rasgando el silencio de la noche,
Dice, ¡Viva el campo mexicano)
Y en la verde frescura de la loma,
bajo el suave columpio de la pala,
se apodera el sueño de mi soma.

Si es que llego a faltar para ordenar mis versos,
quiero que este sea el final de mi poema “Un día
en el campo” o “La vida del campo”

(88)

Teotihuacán ¿Qué es de tu raza?
¿por qué no ahuyentas de tu regazo
a los que explotan tu vieja entraña?
diles que te dejen en tu recuerdo,
que no profanen tu santo altar.


Canto a los campos de México.

(89) Soneto XXXV
Octubre 1946

Gloria, ubérrimos campos mexicanos,
En belleza y en gloria os confían
Los colores más vivos y más claros,
En perfecta unión con la armonía.

De tus cielos desciende la alegría,
En raudales de luz y se confunde,
Con el mármol nevado de la cumbre,
Con las flores, su tenue lozanía.

Y tus ríos son cintas azuladas,
Que se mueven con rítmica cadencia
Al compás de su canto; en carcajadas

Se despeñan y luego sin violencia,
Mansamente sus risas toma el viento
Y las lleva a cantar a las montañas


MI ESENCIA

(91) Soneto XXVI
Diciembre 1946

Dame fuerza, Señor para quererte,
Dame luz mi Señor para adorarte,
Que no quiero mi Dios ya más perderte,
Que no quiero mi dios ya olvidarte.

Quiero firme seguir tu huella santa
Y buscar tus amores solamente,
Arrojarme de hinojos a tus plantas
Y quedarme allí eternamente.

Solo amarte, Señor, son mis ideales
Y no quiero Señor jamás perderte,
Ni huirme en los fangos mundanales.

¡Dame fuerza Señor, para quererte!
Más si he de entregarme a los placeres,
Antes de esto, mi Dios, dame la muerte.


En la Escuela Nacional Preparatoria se suscitó un debate entre partidos estudiantiles llamados planillas, para obtener como triunfo la Presidencia de la sociedad de Alumnos; en estos debates se buscó la poesía, y mi pequeña voz se levantó así.

En la defensa del Arte.

(93) Soneto XXXVII
Abril 1946.

No se debe usar la poesía
como arma en la lucha de planillas,
solo el campo del arte y de la ciencia
le son dignos, y no el de rencillas.

Y detrás de la ciencia que pretenden
se ocultan ambiciones personales,
el amor a la fama los obliga
a pecar con acciones criminales.

No (¿?) el arte en ambiciones,
cultivemos la excelsa poesía
en el cielo infinito de su gloria.

Y dejando las vanas pretensiones,
devolvamos al arte su alegría
y borramos lo vil de la memoria.


Convencionalismos sociales.

(95) Septiembre 1946.

La norma convencional
hace a los seres humanos
no tratarse como hermanos
y los inclina hacia el mal.

No puede haber armonía
dentro de la sociedad,
mientras se vean como extraños,
a los que unió como hermanos,
La Mano de la Igualdad.



Por mi Dios.


(97) Soneto XXXVIII
22 de Diciembre de 1946

Una máscara cubre mi alma
La sonrisa es mi fiel actriz de gozo,
Aparenta sentir dicha, alegría,
Aunque el fondo es siempre un sollozo.

Por un sueño de amor, mi alma sufre;
Por un acto inconsciente mi alma llora,
Si me acerco a mi dios se aparta el alma,
Pues su influencia Divina me devora.

Mi sentir solo en llanto se traduce,
Emociones, desdichas y ternuras,
Solo triste lamentos reproducen.

Si el destino es llevar Jesús amado,
Que por ti sean siempre mis dolores
Y por ti sean siempre mis cuidados.





Confesiones

(98 Y 100)

Tengo 20 años, toda la alegría juvenil ha escapado a mi corazón, es un pequeño corazón envejecido por el sufrimiento, la experiencia prematura me hizo perder la inocencia, la sencillez, la franqueza y la inconciencia propia de mi edad. Todas las ilusiones que observo en los muchachos de mi edad se han ido; se han roto mis esperanzas y mis ensueños…Cómo soñaba con una futura vida formando un hogar! ¡Ser patrimonio de mis buenos padres! ¡Ser el cayado donde se apoyaran sus canas!
¡Ser la grúa que levantara a mis hermanos! Más todo deriva de un acto, ese abominable acto que destruyó mi alma… Adiós, le he dicho a mi alegría, pues si hoy río es porque tengo que hacerlo para hacerme menos infeliz, ¿Qué gano con que el mundo supiera mis tristezas? Se burlaría, porque él es ingrato y su burla haría sangrar aún más las heridas que llevo. Debo confiar en Dios, más lo considero la esencia del Universo, la fuerza que hace que todo tenga movimiento y como soy cosa muy pequeña en este cosmos, me aparta de esa idea quimérica de dejar a Dios guiarme; tal vez blasfemo, pero este es mi sentir y no me lo puedo ocultar, ya que soy hipócrita con los demás, no debo serlo conmigo mismo.
Quisiera ser el niño de antes, el pequeño que nada le preocupaba, el ignorante que en su ignorancia era feliz, el que sus juegos era su anhelo, y si algo malo le ocurría, a las plantas de la virgen cantaba los salmos en su honor y oraba tímido al pie del altar. Quisiera volver a ser muy pequeñito hasta el punto que nadie me conociera, y perderme en ese mar de paz infantil.
Esto es un sueño, y mi alma hoy lacerada para siempre no dejará de gemir, hasta que desaparezca el cuerpo bajo la tierra y las dos sustancias que me componen, el espíritu y la materia vayan a donde les corresponde.
En esta alocada carrera con que ha surgido este pensamiento no pude mirar una pequeña luz que palpita en este corazón envejecido, el amor, al vez encuentre un alma que me comprenda y me acepte y nuestras dos almas olvidadas del mundo puedan por la senda del amor llegar a la cúspide de sus ideales, tal vez con su ayuda descubra lo que no veo, y pueda poco a poco entrar en mi corazón la alegría. Pero, lo creo difícil, mi corazón endurecido no sabe lo que es amor, quiero, quiero tenerlo, más me aterro pensar que si llega y me parece poco como todo lo que me rodea, entonces sí no tendría consuelo y mi apoyo caería y rodaría cada momento más en abismo de la tristeza.

Manuel Aguilar de la Torre.
Diciembre de 1948.


¡Cuánta Miseria!

(99) Soneto XXXIX
Enero 1947

¡Cuánta miseria en la mundana vida!
¡Cuánto dolor alrededor del hombre!
Un gozo eterno solo existe en nombre
Porque el hombre no sabe lo que es vida.

Su reflexión a la ambición va unida
Y apegada a los usos mundanales
no puede poseer sanos ideales,
Pues su alma qué es la luz se olvida.

No toma el hombre de su mente el fruto,
Pues en vez de elevarse hasta ella,
Baja la frente como el débil bruto.

No comprende que su alma es muy bella
Y que si baja su mirada al mundo,
Su luz se esfuma y se va su estrella.


A la obra del insigne escultor Rómulo Pozo.


“El Pensamiento”

(101, 102) Marzo 1947

La esencia vigorosa del artista
se encerró en dura piedra
como el oro la actitud de cambio,
como lo fértil en la madre tierra.

Y surge de la obra
el `poder del ensueño americano,
el alma de la raza indiana,
como flores de mayo.

El sentimiento soñador del indio
bajo el sombrero se descubre,
su alma,
entre sus valles y montañas altas,
entre sus flores y sus lagos, vaga.

¡Cuan apacible el soñador se muestra
bajo el sombrero de amarilla palma!
¡Cuanta tristeza en su pensamiento!
¡Cuanta poesía en su dulce calma!

No duerme el indio, no, piensa y se afana
por el futuro de su noble casta;
sueña siempre bajo el sombrero
en levantar de la ignominia su alma,
no ser el paria de la tierra suya,
sino el hombre que espera nuestra patria.

Esta es la causa porque el indio llora
y se moja la tierra de sus lágrimas,
esta es la causa porque el indio implora
de la Virgen su ayuda sacrosanta.

Siempre bajo el sombrero piensa, sufre y ama,
forja ideales la ruda fantasía indiana
entre los valles de la tierra patria,
entre las flores de belleza rara,
y entre las indias de morena cara.

Alrededor de la obra todo es paz y silencio,
su efigie en un rincón del mundo
se levanta apacible
cual la raza
que lleva la grandeza de los siglos
y lleva la tristeza de su alma.

¡Cuanta belleza tiene el pensamiento!
¡Cuanta poesía! ¡Cuanta dulce calma!
¡Cuan apacible el soñador se muestra
bajo el sombrero de amarilla palma!


En algunos de mis versos anteriores canté mis tristezas, mis pobrezas de espíritu, mi dolor, que, sin la poca experiencia que me han dado mis veinte años , era irresistible; no había encontrado un camino que me llevara seguro y me encontraba en la lucha social solo con mis desconsuelos.
Después creí ver en el refugio religioso la paz, pero cuanto me engañé, poco a poco el dolor volvía y el misticismo (velo misterioso que no puede rasgarse) no me daba lo que yo pedía.
Ahora creo que se mi camino, ojalá no me equivoque.

Iluminado.

(103, 104) 24 de Marzo de 1947.

Una vez encontré en mi ignorancia
El supremo placer de ser amado,
Descubrí que era vana mi alegría
Pues ya todo el placer se había esfumado.

Y era loco el intento de perderme
En los bosques de amor, pues no es mi medio,
Pues el ser como soy, es ser muy poco
O muy grande si triunfa el cerebro.

Nadie lleva la culpa de mis males,
Ni el humano, ni Dios, ni aún yo mismo,
Solo se que nací para la Lucha
Entre el pico del triunfo y el abismo.

He sufrido quizá pero he aprendido
a escalar la montaña de la vida,
La razón es mi guía y mi destino
Poseer una mente cristalina.

Llegaré victorioso hasta la cima,
Porque el psiqué(*) me ayuda para ello,
Romperé los instintos que me arrastran
En camino contrario de lo bello.

Llegaré porque tengo fe en mi alma
Aunque llevo dolor, que es mucho peso;
Y si dices tu, mundo, que ahora gimo
Te equivocas, pues yo, ya no me quejo.

(*) Espíritu, alma.


Cuando mi padre cortejaba a mi madre, le dedicó un acróstico que ahora copio:

(105)

Mientras viva luchando el pensamiento,
Áncora fiel del la existencia mía,
Rociado con efluvios de tu aliento
Irá contigo hasta la escala umbría.

¿A que dudar cuando eres tu la diosa
del corazón que te amo con delirio?
Eres tú mi ilusión la más hermosa,
la que surge en mi mente como un lirio.

Adonde quiera que la mente fije,
tu imagen veo llegar en luz orlada,
¡Oh que amarga la ausencia que me aflige!

Rondando la memoria allí se pasa
Rondando el corazón, allí se grava,
Hechizando mi vida venturosa.

Tu que eres de mi amor el solo hado,
Unifica tu suerte con mi suerte,
Mañana con tu veste casi alado
Ante el altar mi vida iré a ofrecerte.

Nunca puedo pensar que la amargura
Un momento a nosotros llegue un día;
Este lema lo rige tu alma pura,
La dicha será nuestra, vida mía.

Manuel Aguilar y Ortiz.


Flor.

(107) 10 de Mayo de 1947

Madre, palabra que lleva implícita la esencia divina,
venero de paz, de ternura, de calor que da vida,
de dolor;
Luz que brotó del infinito Cosmos
iluminando el humano ser,
flor que perfuma el corazón del hijo,
flor hecha carne de mujer.

En las contiendas de la vida humana
como un monolito surges tu;
y vibras en las notas de mi lira
y vibras en el eterno azul.

Tus lágrimas cual gotas de rocío
quitan la sed de mis dolores,
y llenan esta copa de mi vida
haciendo que de ella broten flores.

Madre, nota armoniosa que el creador
puso en la sinfonía universal,
para que aleje con su amor bendito
la influencia del humano mal;
si, eres tu el ángel de bondad
coronado de espinas
y sonriente cual la brisa matinal.

Madre, luz que brotó del infinito Cosmos
iluminando al humano ser,
flor que perfuma el corazón del hijo,
flor, hecha carne de mujer.

Mi anterior firma era esta: Manuel Aguilar de la Torre.
Hoy es esta, y así seguiré firmando mis versos: Madelat.


Pensamiento.

(108) Septiembre de 1946

Entre maleza y flores
de la selva ecuatorial,
se desliza lentamente
con su veneno mortal,
la altiva y hermosa sierpe.
Así, entre mil cumplidos
y flores de sociedad
se desliza imperceptible
como la sierpe fatal,
el orgullo de la gente,
su veneno y su maldad.


Paso a la Libertad.

(109) 14 de Julio de 1947

Paso a la libertad
que arrolladoramente viene a posarse en la conciencia humana.
Paso a la libertad,
nueva esencia galana,
nueva flor que brota de la fontana
triste,
del convivir del hombre.

Sol que surgió en el Cosmos
después de una lucha de planetas;
sol de luz perenne, clara y brillante,
sol de los poetas
y filósofos.
Sol de la libertad, yo me descubro ante ti,
luminaria universal,
yo tengo mi vista en ti
porque eres tu mi ideal,
porque quiero que tu reines en realidad,
que seas no la luz opaca,
sino la claridad;
que no seas el arma de los tiranos,
que no te aten las manos
ya que eres la libertad.

¡Cuántos siglos has sido en el subconsciente humano!

Pero no has surgido, has perfumado,
has hecho sentir tu caricia
como el viento sobre el árbol
y por eso el hombre te ama,
y por eso a ti clama…

Libertad, no permitas soberana
que sea contra tu ley
la ley del hombre,
que siempre el legislador
beba de tu fuente que es cristal de amor,
de paz y de eterna comprensión.

Paso a la libertad
que arrolladoramente viene a posarse en la conciencia humana,
Sol que iluminas hoy
que sea más clara tu luz, mañana.



Para mi amiga. (Martila Sánchez)

(111) Julio de 1947

¿Quieres un poema?
Que más poema que la luz del sol,
Que más poema que la flor
que nace
perfumada y sutil,
como el amor.

Que más poema que el canto de las aves
en las ramas, cuajadas
ya de azahares
o de frutos maduros.

Que más poema que la sinfonía
que la cascada
o el canto melodioso
del agua
que se desliza suavemente por las lisas lajas.

¿Que más poema?
que la estela de luces plateadas
en una noche de cocuyos llena,
y de murmullos del viento es las melenas
de arbustos y arbolillos perfumados.

¿Puede haber más poesía
que el Universo entero
y las leyes que guían su curso eterno?

¿Quieres una poesía?
Pues bien, ama lo creado,
comprende la natura y sus beldades,
trata de hallar la poesía
no en la letra mía,
sino en las profundidades
del Cosmos inviolado.








Energía y Perfume.
Sol de Una Raza.

(113, 115, 117) 17 de Julio de 1947


De la Patria morena surge un hombre
con el alma hecha luz
y la carne de bronce.

Cuando niño,
en el vergel florido de las costas campechanas,
haciendo flotar al aire
en las mañanas,
su negra cabellera,
escuchaba del mar su voz tranquila,
aspiraba el aroma de jazmines
mecidos por la brisa tempranera,
y miraba las nubes cuando ardían
en la altura
como una inmensa hoguera.

Fue vecino del mar y de la calma
y sus sueños de infante los mecieron
el cantar de las aguas cristalinas
el arrullo del viento entre las flores
y el piar de las dulces golondrinas.

Su intelecto se estaba modulando;
era tierra fecunda que esperaba
la semilla, la energía que aún no desplegaba
su fuerza,
era virgen, como botón que aún no perfumaba…

Más de pronto brotó una luz inmensa
que inundó esta tierra americana,
una lira cantaba,
era robusta, como el roble que crece en la montaña;
era armoniosa,
como el canto del viento sobre el agua;
era potente y sentimental, como las lágrimas,

era Justo Sierra,
la voz que en el patrio suelo se esperaba.

Un nuevo horizonte
en el futuro de México asomaba;
“La razón al servicio de la verdad”
según sus propias palabras
y el amor a la tierra y a la ciencia
todo en beneficio de la patria.

¡Loado seas tu, Maestro Sierra!
Monolito que surges en la historia,
Con la fuerza que mece una montaña
y el suave perfume de una rosa.

Inauguraste un período de grandeza,
de cultura, de amor a la enseñanza,
de progreso intelectual
que a nuestro ser da calma,
de calor que da vida a lo que fuera
fría y serena aula,
no solo diste letras al espíritu,
sino esencia de amor a nuestras almas.

Toda la senda del futuro azteca
está trazada en tu inmortal palabra,
fuiste el artista que esculpió la piedra
y el campesino que la tierra labra.
Y fuiste artista,
porque supiste modelar la mente
que era roca dura e inconsciente;
porque supiste hacer sentir lo bello,
porque cantaste en tu excelsa lira
amor al hombre y al patrio suelo,
porque rompiste el velo
que ocultaba la luz de la verdad,
porque escalaste al cielo
de la ciencia
desechando la envidia y la maldad.
Artista y campesino de conciencias
labrador incansable en tierra humana
de la simiente pura
de la eterna verdad.

Sol de mi raza
la luz que tu plantaste no se extingue,
ella sigue en su puesto,
es soberana,
Y a su solio se acercan por millares
como aves al campo de los granos,
para aprender lo tuyo, tus hermanos,
para querer al suelo en que vivimos,
para llevar tu luz en nuestras manos.

¡Loado seas tu maestro Sierra!
Monolito que surge en la historia,
Con la fuerza que mece una montaña
Y el suave perfume de una rosa.




¡Y esta es la desgracia de mi vida!


(118) 8 de Agosto de 1947
Por más que echo tierra sobre el dolor, él subsiste quemándolo todo, es la candente hoguera que se encendió desde que fui concebido; risas, amor, juegos, libros, religión, rutas nuevas, fantaseos, sueños, todo esto es mi material sedante, más todo ello es (¿?) por la terrible realidad de mi existencia. La belleza de todo lo que me rodea, el cielo azul limpio algunas veces y nublado otras, las colinas que se pierden allá en la lejanía por encima de los edificios, las flores, el agua, todo contribuye a acrecentar mi dolor; me parece que todo ríe, que la naturaleza se desarrolla como una eterna carcajada de alegría, que el sol al enviar sus rayos al azul, lo hace lleno de gozo y todo esto es contrario a mí, que soy el único que sufre.
Muchas veces me he consolado de este mi gran dolor, pero tantas veces como lo he hecho me he equivocado, son locos fantaseos, llamaradas que pronto se apagan… Hoy se cual es la realidad, mejor dicho, siempre la he sabido, más no siempre he comprendido que ella es así y no puede cambiarse, evolucionará, como todo, pero la esencia de ella perdurará mientras viva, como perdura el Universo, siempre cambiante, pero siendo intrínsicamente el mismo.
En mi poesía “Iluminado”, creí ver solucionado mi problema, pero cuánto me he equivocado, confundí al corazón con un aparato mecánico, y bien sabemos que el corazón y la ciencia no pueden cambiarse de manera que uno complemente al otro. Siento que esto puede ser y será, me esforzaré por aprender y más estudiar lo que a mi alrededor se encuentra (Que es lo más bello que posea un ser humano) pero, ¿acaso esto puede hacer cambiar mi manera de ser?, ¿acaso puede esto desplazar lo que llevo a mi ser prendido por todo el tiempo que tengo sobre la faz de la tierra? No, imposible, así seré siempre, más no gimo como antes lo hacía, y no me quejo sino reflexiono, puedo ser feliz y trataré de serlo, pero dentro de mis posibilidades y mis antojos, no buscaré el placer donde lo encuentran los demás, porque bien se que esa no es mi meta; trataré de hallar la verdad para no engañarme como tanto tiempote estado engañado, buscaré el contacto con mi Dios, la Naturaleza, y en ella encontraré verdad, bien y belleza. Más la realidad de mi ser se impone, mi dolor surge en todas partes para ofuscarme y sumirme en sus abismos, mi eterna desgracia viene a posarse sobre mi frente a nubla y trata de aniquilarla… Pero lucharé contra ella aunque sea invencible ¡Oh, mi eterna desgracia! Tanto me haces sufrir que no he podido escribir lo que deseara.





Pensamientos sueltos.

(120-123) 8 de Agosto de 1947.

¡Pobre poemas míos! que cantan a lo que todos cantas. Así es la fuerza de la intelectualidad humana, la sociedad impone sus reglas y se introduce demasiado en el alma individual. Trataré de alejar mi lira de esa fuerza y solo con ella perderme en algo incomprensible… ¿la locura de la verdad?
La locura todos la poseen; la verdad, desgraciadamente nadie. Loco es el que ama porque no sabe qué es el amor, por qué es de dónde proviene. Solo sabe que ama, solo sabe que vive y no se da cuenta que no tiene ningún fin la vida. Nacemos para vivir y menos para seguir viviendo y seguimos viviendo para comer. ¿Es esto acaso un fin? No. Si como, muchos dicen, se vive para alcanzar los valores Verdad, _Belleza, Bien, etcétera… ¿Estaban creados de antemano estos valores? ¿o son creación humana? claro que es lo segundo, pues lo primero no puede ser en virtud de que la mente de ningún otro ser pudo alcanzar a comprenderlos y esto lo afirmo sin temor a que alguien me pueda llamar ateo porque dirán, dios creó estos valores, ¿ y acaso el concepto Dios no es otra cosa que creación de la calenturienta mente de los hombres que ignorantes de las causas naturales se la han atribuido a ese ser imaginario? Veamos pues si Dios existe: Según todos los teólogos dios es infinito y diremos que si no es infinito ya no es Dios. Pues bien, yo pregunto ¿El Cosmos es dios, o es obra suya? Todos afirmarán que El Cosmos es obra de Dios. Entonces el Cosmos ya no es Dios y entonces Dios ya no es el Cosmos. Ambos son distintos y nadie puede afirmar en pleno siglo XX que Dios es el Sol, o un hombre; entonces digo, El Sol, un hombre, una montaña, El Cosmos restan infinitud a Dios, pues ocupan espacios y son cosa distinta de Él, así pues diremos que ya Dios no es infinito, por lo tanto ya no es Dios.
¿Entonces, quién creó los valores Bien, Belleza, etcétera? Cuando apareció el hombre sobre la tierra y comenzó a desenvolverse, su cerebro, captó poco a poco ideas hasta llegar al pensamiento actual, y así fue forjando todo, grandes ciudades, aparatos, obras de arte, etcétera. Antes del hombre no había alguien que captara lo que ahora se tiene por valores, pues bien vemos que la montaña no puede crearse a si misma como lo hace el hombre, entonces diremos que el hombre creó estos valores ¿es verdad que se vive para alcanzarlos? Lo único que gana es beneficiarse. Los alcanza y los lega, pues al morir todo acaba con él. Si toda la humanidad muriese al mismo tiempo Qué sería de los valores? Desaparecerían. Entonces ellos eran en beneficio de la humanidad y para mejor vivir ésta. El bien para no hacer el mal a alguien, es decir no molestarla, dejarla para vivir en paz; la Belleza, para que se deleite la mente humana, un rato de gozo para su existencia, para su vida; La Verdad sirve para que el hombre sea clara todo, se le facilite más la vida, pueda sacar mejor provecho de las cosas conociéndolas para mejorar la condición de la vida, díganlo si no en adelantos de la ciencia, todos los descubrimientos convergen hacia el ser humano, para que éste viva mejor, es decir le satisfagan mejor sus necesidades ¿Cuáles de ellas? Muchas que se dividen en dos clases: Biológicas y espirituales.
A las primeras corresponde el comer, el reproducirse y a las segundas el goce artístico, la investigación científica, el arraigado sentimiento religioso, etcétera. Estas últimas (las espirituales) más o menos ya las expliqué en líneas anteriores y vimos que ellas convergen hacia la vida para beneficiar al ser en su existencia material, respecto al sentimiento religioso dirá que no está bien fundado, es cosa o de fanatismo o de obscuratismo, claro que este también converge hacia la vida para hacerla más fácil y como cree el hombre que su vida se prolongará más allá de la muerte la trata de hacer feliz por medio de buenos actos (esto ya está comprendido) Decía yo que era fanatismo u obscuratismo la religiosidad del hombre, trataremos de probarlo. Todas las religiones giran alrededor de un Dios que está cubierto de misterios, en la Religión Católica existen varios de ellos. El de la Santa Trinidad, el de la Encarnación, etcétera. Preguntaré yo. ¿Qué es el misterio? pues es ignorancia y como todas las religiones descansan en estos y otros misterios, se puede decir que ellas descansan en estas y otras ignorancia. Asentado lo anterior y volviendo a mi tema, diré: Toda la actividad del hombre gira alrededor de él, de su vida y para su beneficio. Pues si beneficia a las plantas es para satisfacer una de sus necesidades, cuida un árbol para que le de frutos, cuida una flor para que adorne su casa, etcétera. Y todo esto es beneficio de su vivir. Entonces diré, el hombre nace para vivir, come para seguir viviendo y sigue viviendo para satisfacer sus necesidades, entre otras, la de comer. Así pues el hombre tiene mayor razón que un animal, para mejor satisfacer sus necesidades, para mejor vivir que él. Hombre y animal en el aspecto de la satisfacción se identifican con la planta que también extrae de la tierra lo necesario para su subsistencia y así todas las cosas toman de otras algo para sostenerse; así pues, El Cosmos es un sostenerse de unas cosas por otras y todo esto ¿Para qué? ¿Qué fin hay en todo esto?
Es la gran Incógnita que nunca resolverá el hombre
El Cosmos, es la gran locura y esto puede ser la gran verdad.


Tropical.

(124) Abril 1946

El mar lamía tranquilamente las arenas doradas, cuando escucharon allá tas las palmeras, los angustiosos gemidos de una mulata.
Del pórtico de la cabaña de palmas se sostenía y mostraba en su pecho una profunda herida que la estaba a las puertas de la muerte, nadie acudió a sus sollozos, nadie se ocupaba de una mulata. El viento acarició el rostro descompuesto de la mujer,l as palmeras sintieron también su caricia e inclinando sus penachos cubrieron aún más las casita de palmas, en el momento en el momento en que sus dos manos se desprendían del pórtico, ya sin vida.
Un ruido sordo puso la nota sin armonía en el delicioso teclado del trópico.
El fuelle de una fuerte respiración, el monótono ruido de los pies al correr sobre la arena, se oían no lejos de aquella cabaña de palmas; el ruido de los pies se alejaba cada vez más de aquel lugar cuando una voz detuvo aquella huida e hizo de la respiración un momento de éxtasis.
-¡He tu! ¿Me puedes guiar hasta el puerto?-
Dos ojos relampagueantes y fieros se posaron sobre una pareja, dos viajeros veraneantes de Veracruz; el que había hablado exclamó al mirar que el extraño ser no respondió.
-Pero, ¿es que no me entiendes?, te pagaré bien el servicio.-
Los fieros ojos miraron al punto opuesto donde se habían fijado anteriormente, y el monótono ruido de los pies se volvió a escuchar sobre la arena. La pareja quedó mirando a aquel hombre y después cruzándose sus miradas, rieron como pequeños, caminando sin rumbo.
Al siguiente día, se supo por los diarios que una mulata había sido asesinada.
En uno de los caminos entre pueblo y pueblo, dormía un hombre bajo la frescura de los matorrales, otro que acertaba a pasar fijose en aquel y se sentó cerca de él, al despertar este de su fatigado sueño, lanzó una exclamación de terror, los ojos relampagueantes y fieros se posaron temerosos en los del campesino y de su grande boca dejó escapar esta palabras, que llevaban congeladas en su sonido lo voz de las bestias y los gritos humanos.
-¡Vete!, ¡Tu lo sabes!, ¡Vete!
Y levantándose, huyó despavorido. El campesino que no comprendió el porqué de las anteriores exclamaciones quedó boquiabierto y después de haberlo pensado mucho, se levantó perezosamente y siguió su camino considerando un loco al hombre que había visto.
Llegó la noche y con ella los cocuyos, los blancos azahares dejaron ene. órgano del olfato el romanticismo que su perfume sabe dar nacimiento en los seres sensibles, la luna inundó con su luz el paisaje y los astros aparecieron encima de un mar tranquilo.
En una barca se alejaba un hombre, el chapoteo alegre de los remos contrastaba con la dura mirada de sus pupilas, sus ropas rasgadas y sucias flotaban al viento y las recias manos apretaban convulsivamente los remos que lo llevaban a un lugar desconocido.
Repentinamente soltó los remos, miró con fiereza la blanca luna, encajó las uñas en las palmas de sus manos, asomó una lágrima a su ojos y despareció bajo las tranquilas aguas.
La tragedia había terminado y con ella la apacible noche, pues la aurora con sus rojos destellos llenó el panorama como de costumbre.


A la Raza de América.

(127) Abril de 1947

Raza de bronce, como te cantara el inmortal Nervo, llevas en tu ser prendido el heroísmo y el amor, la sensibilidad estética que se muestra en las obras de tus hijos de negros ojos y morena tez, el sacrificio y la abnegación.
Eres raza de artistas, sientes la belleza palpitar en el espíritu porque belleza es lo que eres y lo que te rodea, tus valles, tus montañas nevadas, tus lagos inmensos y azules como el zafiro, tus flores, tus ríos… ¡Raza mía! ¡Raza de Bronce! amas porque sigues las leyes de la naturaleza, amas sí, pero con un amor diferente a todos los amores; amas con pasión, con sentimiento, las fibras más sensibles de tu corazón son las que hiere tu amor y hace nacer en tu boca la canción erótica o un poema de dolor.
Y eres artista, porque tu vida toda está encadenada a la belleza; tu amor es bello, con esa belleza espiritual que comunicas a todo lo que tu mano toca, con esa belleza que es peculiar en ti y que vive flotando en la melancólica alegría de tu intrincado ser espiritual.
Y todo lo tuyo es bello, tu lenguaje, tus obras, tus sentimientos… la adaptación de tu lengua al castellano hace nacer una pronunciación variable según las regiones que se consideren, pero todas ellas son de una dulzura y una melodía inigualables; la boca del indio hecha para cantar, canta al hablar, las palabras se deslizan desde su boca al espacio con un incambiable ritmo de gracia y una peculiar melodía que llena todos los ámbitos de nuestra América.
Y si todo esto es bello, tu realidad estética es más bella aún; ella es la expresión de tu alma y de las cosas que te rodean, ella es tu plástica, tu literatura y tu música, eres sin distinción la innovadora escultórica y pictórica mundial. La revelación de nuevas formas y nuevas maneras de sentir el toque de la belleza, estuvo implícita en ti, desde que los dioses blancos de la profecía de Quetzalcóatl llegaron a las playas americanas… y hoy se cumple tu destino y eres la que marca un nuevo derrotero en la senda del arte plástico mundial.
La literatura, en la que pintas tu vida y das a conocer al mundo las luces de tus glorias, es un abundante torrente de belleza, díganlo si no Darío y Urbina, Azuela, Inclán y Neruda, tu música, flor que se abre con nuevos matices, exhala nuevos perfumes que cautivan al mundo; tus notas y tus poemas invaden el cielo de América, tu gloria es eterna.
¡Raza de Bronce! Amor y poesía fundidos en la materia humana, belleza ideal hecha realidad en la morena carne de de la raza indiana.
¡Gloria a ti, Raza de Bronce! como te llama el inmortal Nervo.

La Rodilla del Diablo.
(Uruapan, Michoacán)

(129-131) 10 de Agosto de 1947

Allí donde el paisaje todo es verdor, donde el río con su ronco murmullo de león enjaulado y poseedor de aguas tan cristalinas como el cielo de una mañana de mayo, allí donde pasean las mariposas de colores mil y se confunden con la multitud de florecillas campestres, se desarrolló hace algún tiempo la historia o leyenda que voy a referiros.
Una mañana corría por el pueblo la noticia de que las aguas del río escaseaban en su cauce y algunos habían percibido un extraño fenómeno en la fuente que daba nacimiento a ellas, pues habían visto esconderse entre las rocas un monstruo negro, que había aparecido al conjuro de un rayo.
No pocos fueron los que se estremecieron de horror al saber tal cosa, pero otros, los más incrédulos, dieron a tal noticia la importancia de un cuento de comadre. Sin embargo, las aguas del río decrecían más y más, hasta llegar a ser el caudaloso río solo un pequeño hilillo de agua que perezosamente se deslizaba en el fondo del cauce; los sauces de la ribera, parecían contagiados de un mal que empobrecía su tronco y las hojas -verdes antes- tomaban un color amarillento y adornaban la planta, como si la región estuviera en otoño.
El pueblo entero no sabía que remedio poner a mal tan desgraciado, que empobrecía sus campos y hacía nacer entre los habitantes la peste, unos, los más optimistas confiaban en la misericordia de Dios y otros habían hablado de abandonar el pueblo y trasladarse a regiones más fecundas.
Tal situación prevaleció en el poblado, cuando compadecido de la miseria por la que atravesaban sus moradores, Fray Juan de San Miguel, en un último esfuerzo y como único remedio a sus males, citó a todas las personas habitantes de la región en la fuente misma que alimentaba el río.
Una mañana en que el sol acariciaba dulcemente la faz de la tierra y el viento traía perfume de nardos y rosas, una multitud de hombres, mujeres y niños estaba arrodillada frente a la empobrecida sotana, con ojos puestos en el cielo y en su corazón la esperanza de que Dos calmara sus penas. Improvisado sobre las duras roas, se levantaba un altar, el cual remataba con un crucifijo dorado, a los pies de él Fray Juan, lleno de fe y con lágrimas en los ojos decía la Santa Misa. Todas la almas elevaban desde lo más recóndito de su corazón fervorosas plegarias de misericordia, cuando precisamente en el momento de la elevación un rumor de cadenas y un formidable ruido de rocas que se despeñan, escuchose en aquel sitio, con estruendo del fondo de la fuente y en medio de relámpagos y truenos celestes, salió aullando y en feroz carrera, un horrible monstruo negro, con ojos y lengua de fuego. En su precipitada huida, tropezó con una roca y dejó estampada la rodilla, el pueblo estremeciese de temor y en ese instante el canto de la cascada y del agua que corres se dejó escuchar en todo el valle; como un milagro, los árboles recobraron su color y las aves canoras volvieron a la fecunda región.
Mucho tiempo ha pasado de este suceso, pero aún puede verse en una de las rocas de la azulada y cristalina fuente, la huella de una rodilla monstruosa, la cual nadie se atreve a tocar. Los viejos del poblado, siguen contando a sus nietos esta especie de historia o de novel, diciendo que fue el diablo quien quiso hacer perecer a los moradores del valle. Uno de ellos me lo refirió a mi y yo incrédulo ante sus palabras, me acerqué al cruzar y toqué la huella; no se si fue verdad o fue ilusión lo que hizo que todo mi sangre se estremeciera, como si una descarga eléctrica hubiere penetrado en mi ser, y lleno de pavor, me alejé del sitio, penetrando en las perfumadas huertas para olvidar el desagradable rato que había pasado.


México

(133, 135) Agosto 30 de 1947

México, tierra del indio y el hispano unidos,
suelo fecundo donde nace el árbol
de la estirpe mestiza americana;
tierra que llevas prendida en tus montañas,
en tus flores de púrpura,
en tus aguas,
que se despeñan cono cataratas
sobre los lagos,
que son zafiros inmensos
descansando
sobre el verde esmeralda de tus campos.

México,
tu moreno estandarte es tu raza
sentimental y heroica,
valiente y amorosa;
el arte fluye de sus finas manos
cuando una pluma o un cincel escoge
y de su mente brota el pensamiento
con nuevos giros de sofismas lúcidos.

Fue tu raza
la que elevó pirámides de piedra
al sol,
la que labró encajes en l dura roca
y dejó estampada su leyenda
de gloria y de dolor;
la que danzó al compás de huhuétl,
la que cantó con Netzahualcóyotl.

Y fue tu raza
la que regó de sangre tus praderas
en la cruel lucha contra el español
la que murió con la palabra”Cristo”
en sus labios que solo produjeron canción,
la que convirtió en lira
su amor
e hizo de la ciencia
su Dios,
la que lo mismo que el arado
lleva la música en los labios
y en el alma prendido el dolor.

¡Raza Mía!
Flor hechizada de matiz de fuego,
bronce que vive y siente
no olvides el pasado de ti mismo,
surge desde tu abismo
como un sol
despliega al viento
suavemente las blandas alas
de tu pensamiento
y toma del ambiente
la esencia de lo bueno y verdadero
y serás como has sido, un venero
de belleza y de luz.
La noble arcilla de tu augusta patria
quiere tu brazo americano ardiente,
para hacer brotar desde su seno
la simiente
de oro.
vibre en tu éter tu cantar sonoro
al compás de tu música de cielo
y quede para siempre el himno tuyo
impregnado en el velo
del eterno azul.
México,
el alma de tu raza, eres tú.


Confesión.

(137) 4/IX/47


Triste, cuánta verdad descubre mi esperanza,
no hallo consuelo den el amor,
estoy tan triste, como una flor
que yace marchitada.

No siento anhelo de vivir,
mi alma
sola con su martirio vaga ignota
en el espacio azul del Universo.
Mi verso
pobre refugio donde va mi mente,
llora eternamente
en lo profundo de su ser, mi pena.
Mi alma está llena
de confusión, de lucha,
de la miseria del pensar humano
de la potente bestia del instinto
y de la fuerza espiritual
que mana de la idea;
quiere ser Atenea y a veces Rabelais
surgir brillante sobre el lodo humano
o revolcarse más en el pantano
que la mano del hombre
forjó para su mal.
Triste, sí,
por haberme enlutado de pasiones,
por cubrir de mi espíritu las llagas
con la influencia social, sus negra flores,
por haber sido un ser sobre la tierra
que juntara en su alma los dolores
de la humana verdad, que es la miseria.

Oscuridad.

(141) Octubre 2 de 1947.


Pálido ideal que frente a mi cruzaste
iluminando un instante mi alma,
bello arrebol que solo me has dejado
muerta la aurora de mi tibia calma.

Yerta la realidad, ¿Qué es lo que queda?
Ceniza, polvo, ilusión marchita,
una tumba por alma que remeda
la fuente sola que de calma grita.

Eso fuiste en mi ser, luz de un momento,
fugaz estela que robó mi mente,
antorcha que apagara el viento,
cristal hecho pedazos en mi frente.

Quiero encender la antorcha nuevamente,
volverte a ver y respirar tu aliento,
ya que has herido el corazón que te ama,
acalla el grito de mi cruel lamento.

Y siempre has de ser obsesionado
buscando el amor que he perdido,
no permitas que muera bien amado
sino que te alcance mi postrer latido.

Una vez nada más quiero encontrarte
para que brille otra vez mi estrella,
una sola vez más quiero amarte
para decir,¡La vida es bella!








Un Mal

(143) 30 de Diciembre de 1947.

Que terrible martirio me asesina
y que dulce el ideal que mi alma mata,
Flor hechicera que perfume hiere
al débil corazón que arrebata.

Te muestras rozagante, ¡Flor impía!

Las almas se acercaron a tu seno
y en vez de perfume das veneno,
TE muestras como un ángel ¡bella arpía!
El vil rescoldo que el alma mía
se retuerce morboso, como cobra
herida por tu loca fantasía.


Un Año.

(145) 31 de Diciembre de 1947


Segundo a segundo en el reloj de arena
se esfuma el tiempo,
con el tiempo un año.
El pasado es recuerdo,
sueño extraño
de cosas que existieron plenamente
y que continuamente
acuden a la mente del uraño.

Vago sopor de ser
es en el despierto humano
el recuerdo de aquello que fue…

¡Un año!
Letargo que aminora nuestras fuerzas,
que muestra nuestro ser, cruel corrosivo,
que agranda nuestro mal con su experiencia,
que arrebata
la gran felicidad de la inconciencia
y mata
con el puñal senil.

Un año,
feliz el que no sabe qué es un año.


¿Por qué?
(Uno de mis mejores recuerdos)

(147,149) Febrero 7 de 1947

Creo que soy feliz, dudo hasta de ello
Al mirar mi pasado turbulento.
Es un milagro que mi ser pregona
Henchido de alegría en mi verso
Sin interior regocijo, sus arpegios,
Que son notas robadas a la vida,
Pinceladas de luz del Universo.

Transformado mi espíritu en cadencia
Vaga casi insensible en la inconciencia
Como el nauta feliz en el océano,
En su ser solo hay vida y ricas mieles,
A su paso se ofrecen mil vergeles
Y del canto es hoy, su fiel hermano.

¡Y este cambio! ¿Por qué? ¿De qué proviene?
¿Es acaso interés, riqueza, bienes?
¿O abundancia de ------ y de placeres?
¿O es que el alma se encuentra en ese estado
De dulzura inconsciente y placentera,
Como un ave gentil en la pradera
O un topo en su oscura madriguera?

No, el sopor de delicia que hoy siento
no proviene de vanas alegrías,
no es tampoco la paz que un momento
nos aparta y nos lleva al firmamento;
Es la luz que une al Universo,
La que hace girar, la que lo mueve,
lo transforma, lo envuelve, lo destroza,
El que tiene potencia de granito
Y el perfume del nardo y de la rosa.

¡El amor me ha tocado!
Y ha hecho que mi espíritu de nieve
Se doblegue a su belleza tentadora,
Se perfume con la brisa mañanera
Y se pinte con el fuego de la aurora.



Imposible.

(151) 3/3/48

Vida, colusión continua de materia
En el eterno devenir del tiempo,
Germen y sepultura de las cosas
En el abismo de los Universos,
Savia que cambia de una estancia a otra,
Fuerza provista de locura inmensa
que solo sabe qué es y no qué quiere,
que deposita su poder en algo
Y lo abandona cuando algo muere.

Vida, lucha de fuerzas y sostén de mundos,
Inagotable fuente de misterio
que ignora porqué es y lo que encierra,
incógnita fatal, absurdo tema,
oscuro como la noche sin estrellas,

Tú pusiste en mi entre tu locura
y le diste el poder de la memoria,
Le dejaste encerrado en tu materia
Y en el mundo preñado de miseria.
Como un paria en su eterna desventura;
Tú le diste la luz y al comprenderte
mi espíritu sediento de ti misma,
suspiró por quererte y por matarte,
Pues sintió tu esplendor y tu pobreza,
Y quedó en su mano tu estandarte
Con un marco de lánguida tristeza.

Y camino va en pos de retenerte
Y de lograr saber lo que tu eres,
No como vida, no, ni como muerte,
Ni como amor, ni como luz de ciencia,
solo quiere saber de tus placeres
La incógnita infinita de tu esencia.


Mi Alma.

(153) 19/III/48

¿Qué es mi Alma?
Un sepulcro de ilusiones
Donde crece el musgo verde
y la hiedra cubre todo.

Una rosa marchitada
que descansa
en el abismo de la nada,
una hoguera que no alumbra,
una noche de penumbra
inesperada.

¿Qué es m alma?
un fantasma de dolor
amarilla sombra que dejó
la difunta flor,
ruina, desesperanza, desilusión,
en mi alma luto de tu muerto amor.



Lo que tu fuiste o Deseo

(155) 19/III/48

Mucho te amé, loco, ciegamente
como no creí amar,
y sin embargo yo te desprecié
y te pude alejar.

Vida mía
yo no puedo saber
si tú quieres volver
a mi cima de amor
como viniste ayer

Yo deseo, mi ser
entregarte amor mío
pues te adoro al palpar
el dolor de perder lo que ya era mío.


Invencible

(157) 26/III/48

Yo no puedo vencerte
tentadora visión que me asesina,
tienes la fuerza del volcán ardiente
y la belleza que al ideal fascina.
Moraste un día en mí desde el principio
y surgiste no hace mucho tiempo
como una maldición, desde tu sitio,
llenaste mi cerebro.

Ya no puedo vencerte
porque eres tú mi meta, mi destino,
y a pesar de ser tú, te adoro tanto
que no puedo borrarte del camino.
Te miro en mi memoria dulcemente
y te acaricia el alma con ternura,
como acaricia el agua de la fuente
la hierba sin ventura.

Ya no puedo vencerte
erótica visión de mis ensueños,
porque vives muy dentro de mi alma
y das vida a mis locos fantaseos,
porque eres hermosa y seductora
como un pálido nardo en la mañana,
como el tinte rosado de la aurora
y la clara fontana.


Continuidad.

(159) 12/IV/48

Continuo sufrimiento es la vida
y lucha que a continuo se renueva,
continuidad existe en el espacio,
continuidad existe en la materia.

Continuo es el fenómeno del Cosmos,
continuo es el pensar en los cerebros,
continuo es el amor que trae consigo
el continuo nacer de entes nuevos.

Continuo es el cambiar, continuamente
se presentan reformas en la tierra.
Trepidante, cansada, lentamente,
su recorrido orbital genera.

Movimiento continuo indescriptible,
aparatoso, incomprensible, loco,
es lo esencial del Universo todo,
todo se mueve continuamente, todo.

¡Oh mi mente absurda, entristecida!
Continuo es tu dolor, tu pensamiento,
como la esencia de la propia vida,
como la esencia de mi propio verso.

Como la esencia de la flor que nace
y de continuo otra flor genera.
¡Oh incomprensible mente que poseo!
¡Eres como la tierra de la tierra!


Melancolía
(Espejo de mi Alma)

(161) 23/III/48

La tarde melancólica se envuelve
en su chal de neblinas quejumbrosas,
y de las grises nubes se desprenden,
tristes, las cristalinas gotas.

Los transeúntes imaginan sombras
que salen de la nada o de la bruma,
y a ella vuelven, a la efímera sombra
que se esfuma.

La tarde está llorosa
y de tanto gemir, se queda sola
con su dolor, muy sola…

No se descubre de la flor el brillo
y todo se confunde en lontananza,
con la verde estatura de los pinos.
El viento, silva quedo, no se atreve
a divagar por el espacio abierto.
Solo deja su vaho, leve, leve…

La tarde, está tranquila
y triste, como el triste abeto,
no gime, no deja escapar ningún lamento;
solo calla y se duerme
en el cristal del tiempo.


Esencia.

(163) 12/V/48

Eterna lucha es la existencia humana, Incomprensión eterna sus ideales,
Sufrimiento moral, hecho de arcilla
Que se derrumba con sus propios males.

Parece de repente que surgiera
Una paz perdurable y duradera…
Y sin embargo,
vuelve la incomprensión,
fue una quimera
eso que quiso ser, paz duradera.


Consejo a mi Pluma.

(165) 4/VI/48

No fantasees en torno de tu pena
porque puedes mentir, Si sufres ¿Quién no sufre?
El vivir es sufrir.

No dejes que tu mente vuele loca
pues se puede perder
En el abismo eterno de las sombras
de tu ser.


Ficción

(167) 21/VI/48

¡Sereno!... es la expresión del alma cuando admira
el éter que la calma aprisiona,
cuando la noche sueña mansamente
en la quietud de su infinito soma,
cuando derrama sobre el limpio lago
sus cristales de luz
que son mensajeros tranquilos de la aurora
cuando… la noche calla…
y el sonido se pierde entre la sombra…

¡Sereno!... exclama el alma
cuando el bullicio muere en su memoria,
cuando se esfuma en su conciencia el odio,
cuando fenece su deseo de gloria,
cuando la noche opaca sus reclamos
cuando le cierra lentamente su órbita
y arropa suavemente sus pupilas
con las sutiles gasas de las sombras.

Sereno, porque duerme la luz,
porque el regazo suave del cerebro
cansado de pensar
cierra sus puertas al exterior ruido;
porque no puede proseguir su lucha
y las fuerzas se mueren en sus fuerzas,
porque su voz se apaga poco a poco
hasta morirse en su garganta seca…

Sereno. ¡Cuánta Mentira!
El Universo continúa viviendo
y sigue removiendo sus entrañas
en incansable ronda de sí mismo;
el planeta alrededor del centro
gira preciso, y la fugaz estrella
vuela en el éter como mariposa
que no encuentra el néctar perfumado
de la purpúrea rosa.

En el cerebro que exclamó ¡Sereno!
se incuba el pensamiento mansamente
para surgir airoso de la mente.
Y la calma ficticia de la noche
que en el plateado broche de dulzura
parece encerrada,
es la suave cortina de humo opaco
que esconde tras de sí, la llamarada.


Reflexiones sin nombre


(171, 172) 21, VI/48

Cuando me pongo a pensar en lo poco que vale la vida de un hombre hasta que dan ganas de reír. Miro a cada uno de ellos y observo y observo que su afán de grandeza y soberanía es siempre mayor a las posibilidades de su mente. Un hombre que en la vida real, ha alcanzado algún título universitario, cree que ha llegado a la cúspide y lleno de ínfulas mira pequeño al que pasa junto a él. Otro que posee bienes pecuniarios, considera rey del Universo, creyendo que todos le rinden pleitesía por su gran personalidad (la personalidad del dinero), y así infinidad de hombres y mujeres, que por tal o cuál beneficio moral o material poseen se sienten elevados por el nivel común de la gente.
¡Si estos entes pudieran ver más allá de sus narices! ¡Si tan siquiera se pusieran a pensar en la infinidad del Cosmos y en la misma infinidad del tiempo! ¡Cuánto descubrirían! El gusano que se arrastra por el suelo no tiene mucha diferencia de un humano y sin embargo éste último, solo por sus posibilidades de conciencia y pensamiento se ha autonombrado, ¡el ser más perfecto del Universo! ¡Cuánta tontería, cuanta vanidad!
Me han dado en llamar, “El poeta más joven de México” y yo se los perdono y lo he aceptado, porque me doy cuenta de mi propia vanidad y también de mi pequeñez, estoy en un periódico como redactor, un buen periódico “Exelsior” y trabajo en estaciones de radio… y esto lo he considerado algo bueno. Estudio leyes, pero no me gusta esta clase de estudios, he dejado de leer lo que yo acostumbraba: Dostoievski, Gorky, Tolstoi, Chejov, Maquiavelo, Sue, Li Yu Tan y otros autores de mi predilección. Ya no escribo con la asiduidad de antes, hoy me fastidia todo. Con anterioridad estaba triste pero tenía ánimos para todo, hoy se me ha escapado y solo se decir, ¡qué cansancio! Ya ni qué decir, esto que estoy joven, qué será después.
Definitivamente, como lo deseara hace cinco años en mis mismos poemas, tengo que dejar la existencia consciente y pasar a ser un arsenal de materia inconsciente. Más claramente, quiero morir, con toda mi alma, si existe Dios, mi único pedimento Él es quitarme la existencia, lo deseo.


Blasfemia

(175) 6/VII/ 48

Ya no quiero la vida porque engendra
falsedad en el alma y la envenena,
porque ella se incuba en la locura
disfrazada de amor y la inocencia,
porque es lucha sin gloria; sus ideales
en el mundo son solo conveniencias
que modulan la caja del cerebro
para hacerla latir por su existencia.

Porque todo es tan ruin, tan miserable,
y de esto quiere el hombre su grandeza,
al recoger del tiempo en la memoria
el edificio real de la experiencia.

Porque ella es fugaz y desdichada,
porque oculta la luz de las conciencias
y se arropa con sombras de misterio
en el profundo cauce de las ciencias.
Porque todo me ha dado de su seno
y todo lo que tengo es miseria.




Estática

(175) 8/VII/48

Paz en el alma y en el Cosmos calma,
el ideal del humano que vegeta.
Paz en el alma para el ser que lucha,
Paz en el Cosmos lo desea el planeta,

Paz para el ente que desborda espacios
y se oculta en la masa de materia,
(Ígnea natura que en continua ronda
se revuelca en su lodo de miseria)

Paz en el viento, en el amor, en el agua,
en la sedosa risa de los vientos,
en la memoria triste del que canta
sus agudos y propios sentimientos.

Paz en la chispa de calor del mundo,
en la garganta del océano ronco;
paz en el germen que renueva seres,
paz en la savia que alimenta el tronco.

Paz en la vida, sí, y que quede muerta,
que se acabe su loco movimiento,
para que exista paz en las materias
y en el cerebro muera el pensamiento.


Climax

(177, 178) 19/VII/48

Hoy que supe de amor, soy como un ciervo,
que se agita, se esconde, se intimida,
se doblega en su orgullo placentero
y no cura del cuerpo sus heridas.

Manantiales de bruma me anonadan
y se clava en el centro de mi vida
una noche profunda, sin estrellas
y un caudal de miseria entristecida.

Y pensar que desee con toda el alma
que llegara hasta mí con un consuelo;
pero en vez de arroparme con delicias,
ha cortado las alas de mi vuelo.

Me ha deshecho la mente de ilusiones,
enfangando mi luz, con su miseria,
como caja mortuoria me ha encerrado
en el seno ignorado de la tierra.

Y si sufro un mal, ¿Por qué me quejo?
¿Y o trato de huir de tal martirio?
Si la vida es dolor, es sacrificio,
y la mente es solo n delirio.

Si la ciencia no entrega lo que espera,
si mi ser no me da lo que le pido,
si la farsa social es lo que impera,
se vive tan solo de un latido.

Si mi esencia no es mía, sino del Amado,
y la quiero robar al Universo,
y si canto estrofas que otros cantan,
si la pálida cuerda de mi verso.

Si el amor que era todo en mi alma
se me va, me abandona, se retira,
¡Que yo muera, Señor! que quede rota
Par siempre la frase de mi lira.


Claridad.

(181) 20/VII/48

Te desprecio y te odio,
Cruel sentimiento
que se arraiga a mi ser como la bruma
en la tarde preñada de misterio.

Te desprecio porque eres infalible
y no sabes amar porque no tienes,
ni el perfume sutil del alma noble,
ni entereza, ni luz.

Soy como el roble
que a pesar de la noche tempestuosa
contra el cielo levanta arrogante
su mole majestuosa.
Que si el frío se cierne en mis venas
y el temblor se apodera de mi boca,
romperé estridente con mi grito
los linderos formados con tu roca
y tu cámara augusta de granito.

Me engañaste, lo se,
más no me importa;
porque solo ganaste con tu orgullo
elevarme del mundo a las alturas
y mirarte de allí cual vil gusano
que se arrastra, se enloda y se envenena;
que si fuiste mi vena
de inspiración,
hoy eres
un pasaje oscuro de mi vida,
un trino discordante de la natura
y una mueca fugaz ennegrecida.






“Ser”

(183) 21/VIII/48

Intrincado problema es la existencia
cuando falta en la psiqué el pensamiento
y se apaga al cerebro la experiencia.

Cuando llega la luz a la conciencia
y en concéntricos puntos se genera
tentadora la ciencia de la ciencia.

Ya no puede captar el sentimiento
el paisaje fantástico del mundo
y tan solo se atiene al pensamiento.

Ríe la farsa burlona de la mente
y la mente ha captado la sonrisa
que critica a la psiqué y a la mente.

Y después de pensar en su infinito
y sentirse en sí por un momento
de su seno se escapa un cruel grito.

Ha mirado en carrera talentosa
que la luz agoniza en un momento
y el cerebro termina en una fosa.


“Una Fase”

(185) 21/VII/48

El amor es efluvio de materia
conectada entre si al infinito,
el humano lo capta en sentimiento
y lo vierte por él, con inconciencia,
a través de su pobre pensamiento.
En concepto final ha resultado
que los éteres, mundos y planetas
combinados por sí, con su materia,
en el Cosmos tan solo han cambiado
en reyerta continua con su meta.
Y el amor como fase de la vida
solo es coadyuvante de la miseria
de la triste función evolutiva.



Mi Sueño.

(187) 9/VIII/48

Deseo el amor, sí pero con gloria,
ser un murmullo leve en mi memoria
y para ti la fuerza de la vida;
ser el candente juego en la existencia
que se consuma en humo tu conciencia
y te arrebate el alma dolorida.

Sentirme tuyo, siempre, vida mía,
Adormecer mi luz en tu mirada
y desligarme augusto como el agua
sobre tu ser de piedra.

Deseo amor, no bruma, ni quebranto,
ni palidez de llanto en las mejillas,
ni el trepidar morboso de las fibras
de nuestro ser de barro en sus quimeras,
no anhelo riscos, no dolor, ni angustias,
que con sonrisa mustia nos fatiga…

Deseo amor, el tuyo `para siempre,
que nos invada el alma en nuestra noche,
que nos arrope tierno en su regazo
y nos arrulle en el azul del cielo,
que nos ofrezca césped sobre el suelo
y frescas rosas sobre el amor de espinas,
un beso eterno y limpio en nuestras almas,
que confundidas entre sí parezcan
un álveo taje de paloma blanca.


Silencio

(189) 11/VIII/48

Muda quedó mi boca al contemplarte
y se durmió mi mente en tu faz pálida,
tus ojos llenos de dulces esperanzas,
avisaron el fuego de una llama.

¡Te adoro! gritó el alma en sus adentros
y la tuya quedó serena, impávida,
como el cristal amable de las aguas
que nos arrulla con melodías de ágata.

Te tocó el sentimiento de mis ojos
y mi ilusión fantástica
el mármol de tu tez siguió callado,
la inocente sonrisa sus andanzas.

Voló mi pensamiento en su locura
hasta quererse confundir con tu alma,
y… ¡Que bella está la noche! me dijiste
en la dulce armonía de tus palabras.


Salvajismo espiritual.

(191)

Debate que aniquila el pensamiento,
lucha eterna con tintes de rugido,
es la furia salvaje de mi viento
y el constante llorar de mi latido.

Menosprecio de ideales en la mente,
confusión de materia sulfurada,
hierro y roca fundidos en candente
efluvio del volcán de mi mirada.

Celosías de acero frente al alma
que no dejan mirar las emociones,
sinfonía de gritos en mi calma
y latir de metralla en mis pasiones.

Canto rudo de guerra en mi memoria
y agonía de serpiente enjaulada,
es el triunfo morboso de mi gloria
que se encumbra en el seno de la nada.

Y así, ciego de luz, con rubia venda,
es el tránsito amargo de la vida,
y mi vida es espejo de la senda
que transita la humana grey dormida.



A la vida…
(En ocasión de la muerte de una poetiza)

(207, 209, 211)

El conjuro fatal has desatado
en mi carne sangrienta de conjuros,
una vida, un poema, una rosa
y una lira gloriosa
has deshecho en (con) la hoz de tu mirada.

Elocuente visión de paz de lozas
derramaste en mi espíritu que te ama,
no puedo acariciar más a las rosas,
pues las rosas, son fuego que me inflama.
La fogata de amor ha descorrido
de su cielo el humo de la gloria
y ha dejado desnuda y calcinada
una roca fantasma
y una rosa de sangre en tu mirada.

Vida, hoy que has hecho sufrir,
te llamo amada,
hoy que has hecho morir de angustia un alma,
solo puede llamarte,
¡Vida mía!

No puedo renunciar a tus halagos
que son brazas que queman,
porque has forjado con maldad las redes,
unas redes de amor
que unen mi alma
con el destino de otras siete almas:
Mis padres, mi hermano y mis cuatro hermanas.

¡Vida! ¿Qué esencia guardas que me inflamas?
¿Por qué no puedo ver a través de tus ventanas
y saboreas la fruta de tus rayos de grana?

¿Por qué siendo tan mía como eres,
no dejas en mi alma tu secreto
y le cuentas las cosas que contarás al muerto?

¿Por quieres, vida, tan ingrata?
¿Y amargas mi existencia a tal manera
que si no fuera por tu existencia lata,
tal vez ya me muriera?

¿Por qué vida infame no me matas
y me arrojas al rostro tus maldades
ahogándome en el cieno de tu gloria?
¿Por qué si estoy tan triste te amo tanto
y a pesar de mi llanto
quiero verte rodeada de esplendores?

¿Por qué no me das todas las flores…?

Mi pregunta amarga y cadenciosa
resume en un espacio como un grito
estridente
y al aguzar el pabellón escucho
un eco solamente…

La vida no responde
y sobre el fértil suelo
prende una rosa verde de esperanza
y un crespón de luto, allá en el cielo.


Confesión.
(A Hortensia Muñoz Olmos)

(213, 215) 1949

Te confesé el secreto de mi simiente insana,
multipliqué mi angustia cuando escapaba al labio,
y fue mi hiel en carne
como mi carne humana
saturada de vicio de mi primer calvario.

Te dije en dos palabras mi situación absurda,
renové tantas horas de indescriptibles dichas,
y evoqué en mi memoria
los labios que me amaban
con un amor distinto del que soñó mi alma.

Solo te dije eso, dos palabras tan solo,
dos palabras que encierran una vida frustrada,
dos palabras que dicen
que ya no soy el mismo caballero de andanzas,
que se ha mudado el germen a latitudes raras
que la voz ya no canta con la misma tonada.

Dos palabras te dije,
y se desgrana un alma,
abate su plumaje
y su mirada calla,
dos palabras que hieren la sufrida llaga.

Mujer de verdes ojos
ya tu mirada vaga
en mi pasado estéril
y en mi enfangada playa.
Ya me viste desnudo temblando entre las ansias
que suscitó la entrega de otra alma humana,
ya me viste sumido en el dolor inmerso
del trepidar morboso que concibió mi alma
y me viste postrado ante mi propio emblema,
con la palabra trémula
y la emoción callada.

Mujer de verdes ojos,
cuando manó mi vida
como rosario frágil en manos de la beata,
cuando mi débil carne ensombreció su angustia
con sus propias palabras,
mi pensamiento, niña
no se manchó de nácar,
porque a pesar de todo,
de mis quimeras raras,
de mis dolores castos,
de mis angustias pálidas,
de mis besos que muerden los de otra alma humana,
de mis sueños que piensan profanar a mis lágrimas;
a pesar de todo ello,
al confesarte las angustias de mi alma,
mi pensamiento
dije (¿?)
siguió su ruta (-----)
Y fue tan puro entonces como la limpia agua,
pero lloró, es cierto, al compás de mis lágrimas.



Ofertorio.

(217 1949

Yo quisiera tener orquídeas blancas
para orlar las cuerdas de mi lira,
poner en cada nota, una amapola,
y un vergel de jazmines en mi aurora.

Yo quisiera tener un manso arroyo
donde beber inspiración canora
y fecundar con savia de diamantes,
la sangre del `poeta que me llora.

Yo quisiera crear un nuevo día
y que cantara el alba en cada cosa,
hasta agotar mi luna en carcajadas
y acumular mi llanto en cada gota.

Yo quisiera tener orquídeas blancas
y tener primaveras de gaviotas,
para inundar de luz mis pobres versos
y perfumar la vida de estas hojas.


Visión

(225, 227)

Descendí hasta mi esencia
para buscar la vida.
Y en mi descenso,
encontré carcajadas del tiempo
y reflejos de acíbar.

Miserable el ocaso,
miserable el oriente
en la escarpada roca
de mi orbital pendiente.
Miserable la vida
que se ocultaba fuerte
en la glacial hondura,
más honda que la muerte,
tapizada de sedas
y de amapolas blancas
y de crespones verdes.

Descendí hasta mi esencia
para buscar la muerte.
Y en mi descenso,
seguro de mí mismo
olvidé mis prejuicios
y me sentí más fuerte.

En el sutil letargo de mis presentimientos
vi larvas(¿) de azucena
crecer en los sepulcros
y encenderse los cráneos (¿)
y florecer los muertos.
Vi flotar intangibles
los átomos del cuerpo
y al elevar sus alas
hilar como un soneto
armónicas cadencias
sujetas en un verso.

Vi crecer uniforme,
formando un solo cuerpo,
la atlética figura
de un solo pensamiento
que mirando al espacio
reinaba en el silencio.

Ascendí por mi roca
hasta llegar al plano que ahora me encuentro,
y confundí mi sombra
con amapolas blancas
que derramé en mi verso.


FIN DE CINCO AÑOS DE INSPIRACIÓN.